La película carece de un contexto claro, ya que su propósito es establecer una narrativa que se asemeja al cosmos de Spinoza, donde el centro se halla en todas partes y no tiene límites definidos.
Pertenece a un nuevo tipo de documental que va más allá de simplemente describir o dramatizar. En su esencia, narra delirios y se presenta como una docuficción en sus etapas iniciales, explorando la locura de una manera única.
El territorio rosa recuerda el vibrante universo de Audrey Hepburn en 'Funny Face', pero también toma como inspiración fundamental la exitosa saga animada de 'Toy Story', fusionando estos elementos de manera creativa.
Una obra maestra que navega por complicadas cuestiones filosóficas, sagradas y ministeriales. Es un neodrama social al estilo de Ibsen, que se presenta como una fábula moderna, siempre en transformación y profundamente susceptible de cambio.
Un ejercicio subversivo que fusiona la sarcástica claridad oscura de la primera parte con la elaborada farsa casi de marionetas y grandilocuente de la segunda parte, culminando en una variada y polivalente coda como un remate impresionante.
Mundo de una divertida burla salvaje y etérea a los ridículos reglamentos de lo que el Estado Iraní considera fílmicamente transmisible y no-transmisible.
Trepidante, esta obra lleva el oportunismo del director a un nivel sin precedentes, logrando una expresión excepcional dentro del género del thriller descompuesto. La película se distingue por su impecable factura y su implacable estilo.
La película avanza de revelación en revelación, sorprendiéndonos en cada giro. Esta singular fábula feminista, con tintes de ciencia ficción, ofrece una propuesta estética completamente distinta a las búsquedas más expresivas de un clásico del cine.
Dirige su agudo humor hacia sí misma, como un castigo que parece merecido y valioso, a la vez doloroso y placentero, en un monumento al masoquismo de la autoirrisión, una especie de ensayo de una gracia hipotética.
Adopta una eficaz estructura en tres tiempos bien marcados que mezclan la distorsionada versión masculina, la pérfida versión femenina de los mismos y una versión final sarcásticamente fatídica de las anteriores.