Plasma la abominación intelectual y conductual desde otra abominación expresiva, formal y dramática, que la duplica o la multiplica: fotografía truculenta (...) música efectista.
Gusta de narrar y construir significados malportadamente, pero a la antigüita, (...) [un relato] tan conmovedor como victorioso pese a todo, contra viento y marea.
Mundo del documental de observación desnuda a lo Ser y tener de Philipot, mundo hecho de paciencia electoral interna y de más paciencia neutra hasta que de cada situación surjan atisbos del alma de las jóvenes primordialmente.
Implacable debut que maneja de manera magistral e inesperada, como ningún otro en el afrocine estadounidense contemporáneo, la paradoja intelectual, el humor autocrítico y una sátira desmedida, sin restricciones ni subterfugios.
Edificante film se solaza desplegando en tono afable y venturoso una nueva galería íntima de retratos rurales, cada uno digno de un informulable homenaje vehemente y una oda distinta a su manera.
El resentimiento coral se solaza al sostener y expandir una sátira moderna de humor relampagueante jamás definitivamente negro, con una ironía cruel nunca amarga aunque socavadora.
Secreta un personalísimo estilo personal de postvodevil popular, a la vez que un refinado ingenio agudo y sardónico que nunca parece tomarse demasiado en serio ni demasiado en broma.
Lleva los resortes de su planteamiento dramático nuclear y esencial hasta una verdadera metafísica del sarcasmo, sarcasmo sorprendentemente aquilatado por el paciente autodidacta Kaurismäki a lo largo de los años y los lustros y las décadas, sarcasmo hiriente y calculado.
A sus casi 3 horas de duración, no le sobra ni un minuto a su picaresca intelectualizada. Desolemniza, satiriza, muerde y pone en un irrisorio ridículo a través de la envoltura irresistible de este inventivo compendio de la comicidad popular.
Una suma de reencarnaciones que habrán de estrellarse contra la irónica eclosión de una nueva Gran Familia Heterodoxa otra vez nuclear aunque ya admisible.
Se evidencia como una falsa conciencia iluminada, como diría Sloterdijk, al emplear toda su cautivadora y autofascinada energía visionaria en un apólogo estético. Esta obra medita sobre la belleza en sus diferentes formas bipolares.
Sostiene con enorme sutileza y energía una estructura emotiva de jardín de los senderos que se bifurcan, al dividir su interés humano entre el padre y el hijo, pasmados en formas diametralmente opuestas.
Enérgico debut como autor total con soberbia fotografía en blanco y negro altamente contrastados de Philipp Kirsamer, toma la forma de un innombrable descenso a los infiernos citadinos, en paralelo con el modélico catastrofista individual Después de hora de Scorsese.
El vampirismo corrupto impone la obsesiva e insidiosa negatividad absoluta que se articula a tambor batiente en la grisura desolada de fuliginosas imágenes en blanco/negro.
Ofrece la suprema originalidad narrativa de plantear en un apabullante tono sardónico la dicotomía entre el dominio y el poder dentro de un ámbito casi exclusivamente femenino.
Consigue de admirable manera tersa un extraño y asombroso acuerdo entre la diafanidad de una lisa escritura fílmica y la tenebrosa oscuridad de una distopia de hondas prolongaciones filosóficas.