Sencillo, introspectivo, sin efectos ni estridencias, sólo el sensible pálpito de la vida filtrándose por la belleza de las imágenes. Chung logra una de las películas más conmovedoras en años.
Es una película de una crítica social muy fuerte que renuncia al estilo gráfico de los cómics y se reinventa con el estilo visual del viejo cine de realismo social.
Guadagnino dirige con virtuosa inspiración el guión del veterano maestro James Ivory, quien a sus 89 años sigue siendo lúcido y provocador. Este filme se sitúa indudablemente entre los mejores del año.
Leitch presenta una película de ritmo vertiginoso, aprovechando cada elemento formal para magnificar la acción física, recuperando así el espectacular realismo que se ha perdido en estas producciones.
Es una aduladora carta a Salinger, como las ninguneadas por Margaret. Enviada; sin respuesta. Un innecesario filme para incrementar el culto a la personalidad de un escritor que nunca lo necesitó.
Cine de una sola anécdota (una situación fuera de control) sorprende al espectador a cada paso. Qué alucinante advertencia, sin moralismo, sobre cómo las drogas revelan lo más primitivo de cada persona. Un filme de impresionante rareza.
Laugier demuestra tener un buen sentido narrativo, pero en su intento de rendir homenaje al escritor H. P. Lovecraft, se excede. Lo que en la obra original evocaba miedo, aquí se transforma en mera morbosidad.
Este desconcertante fresco, que inspiró varias series de televisión en Japón, dura casi siete horas; nunca decae ni aburre gracias a sus giros, convertidos en dramaturgia de lo inesperado, donde lo real se confunde con la fantasía.
MacLane le da a 'Lightyear' un sólido ritmo dramático y una impresionante estructura visual. Su planteamiento cuidadoso hace que valga la pena disfrutarlo en la gran pantalla. Esta película mantiene la calidad digna de las entregas anteriores.
Johnson reinventa el placer de ese cine que en la infancia se venera. La especificidad mito-poética de la serie funciona una vez más con la eficacia de un viejo filme de matiné estilo 1950, porque Johnson cuenta bien la anécdota y hace que los personajes emocionen al espectador.
Su humor es exclusivamente genital. Para mantener al espectador medianamente interesado, se incluyen acrobacias con motocicletas. Esta estrategia, un lugar común, busca añadir dinamismo y emoción a este verdadero desastre de comedia.
Scafaria presenta una obra intensa que ilustra cómo al manipular las reglas, no se consigue nada. Su enfoque sobre la revancha tiene una resonancia social efectiva, evitando caer en esquemas simplistas o absurdos.
Una cinta de acción con fuerte trasfondo emocional; transmite la complejidad de esta tragedia vivida dentro y fuera del Kursk. Atrapados es un gran filme: atrapa al espectador y nunca lo suelta.