Nolan demuestra que el cine es una ciencia exacta: la combinación de los elementos que componen 'Dunkerque' da como resultado una obra maestra excepcional.
Sorkin dirige con limitada habilidad y desigual estilo. Dramáticamente, el resultado es una interesante crónica sobre una mujer de éxito marginal que se mantuvo incólume con tan sólo su ética.
Aburre. Mejor ver un filme perfecto, 'La emperatriz escarlata' (1934) de Josef von Sternberg, que sin pretensiones deja claro quién fue la última mujer en tener poder absoluto en Rusia.
La concepción cinematográfica no funciona. Demasiadas escenas evidencian esto. Desde el inicio son claras sus deficiencias dramáticas, lo que la convierte en la peor película de mafiosos en años.
Øvredal logra crear una atmósfera asombrosa. Es uno de los filmes que destaca por su originalidad dentro del género, ya que el director se asegura de que las sorpresas en la trama mantengan el interés y el asombro del espectador.
Mezcla de géneros con elementos desquiciantes, como lo hiciera el maestro Andrzej Zulawski en 'Posesión' (1981), el filme se erige entre los más originales producidos por el cine mexicano reciente. Una cinta que sorprende (y espanta).
Destaca lo bien que maneja el medio tono entre película de acción y comedia de humor negro. Asimismo, son fuera de serie sus escenas tanto físicas, en combate cuerpo a cuerpo, como en las que exigen armamento; (...) De principio a fin es una producción entretenidísima.
Lo poco bueno que hay en esta cinta reciclada son las actuaciones de los protagonistas, la eficaz atmósfera del veteranísimo fotógrafo Steven Poster, y que su atrabancada producción con dificultades y retrasos en su estreno pueden volverla de culto. Un churrazo de culto, obviamente.
Un ensayo sobre imágenes preexistentes manipuladas para que tengan otro significado, perturbador y fascinante. Esta cinta (o pintura en movimiento) desafía al espectador.
Debido a su elegancia como entretenimiento, revela enorme cuidado en sus magníficos escenarios y minucias. Es una apuesta triunfadora, de tal belleza, que sin duda está entre las mejores producciones animadas del año.
El talentoso Aster construye un edificio visual minuciosamente elaborado, donde teje diversos elementos que culminan en una de las pesadillas más delirantes del cine contemporáneo.
Sin atisbos de melodrama, Mungiu narra con una potente fuerza visual, como si su cámara fuese un bisturí, dejando en cada plano la crisis emocional y social expuesta sin caer en lo panfletario. Es una obra magistral e inquietante.