Tristemente 'Borg vs. McEnroe' desvela tras su pretendida trascendencia una esquemática banalidad. Quiso ser una cinta deportiva de primera. Quedó de segunda división.
Historia de papeles invertidos; McGuigan la aborda con cierta habilidad, aunque deja algunas situaciones sin resolver en la tormentosa vida sentimental de Grahame. Este fracaso se refleja también en la película.
Dryere mantiene un equilibrio entre asustar y narrar; hábilmente crea una atmósfera, esencial para captar esas oscilaciones entre lo cotidiano y lo sobrenatural.
Sencillo, introspectivo, sin efectos ni estridencias, sólo el sensible pálpito de la vida filtrándose por la belleza de las imágenes. Chung logra una de las películas más conmovedoras en años.
Se agradece que esta cinta utilice con economía ejemplar elementos conocidos por el espectador, y los presente con fortuna e inspiración. Una satisfactoria producción, entretenida, bien hecha.
Es una película de una crítica social muy fuerte que renuncia al estilo gráfico de los cómics y se reinventa con el estilo visual del viejo cine de realismo social.
Knight no pierde de vista el entretenimiento. Se sacude la complacencia de las otras: despedaza el olde con eficacia narrativa. Hace vital una franquicia hundida en el lodazal. 'BumbleBee' divierte. Es notable su conversión en cinta híbrida.
Guadagnino dirige con virtuosa inspiración el guión del veterano maestro James Ivory, quien a sus 89 años sigue siendo lúcido y provocador. Este filme se sitúa indudablemente entre los mejores del año.
Leitch presenta una película de ritmo vertiginoso, aprovechando cada elemento formal para magnificar la acción física, recuperando así el espectacular realismo que se ha perdido en estas producciones.
Es una aduladora carta a Salinger, como las ninguneadas por Margaret. Enviada; sin respuesta. Un innecesario filme para incrementar el culto a la personalidad de un escritor que nunca lo necesitó.
Cine de una sola anécdota (una situación fuera de control) sorprende al espectador a cada paso. Qué alucinante advertencia, sin moralismo, sobre cómo las drogas revelan lo más primitivo de cada persona. Un filme de impresionante rareza.
La capacidad excepcional de Ducournau radica en su habilidad para referenciar al cineasta Cronenberg y el estilo hiperviolento japonés relacionado con los cyborgs, transformándolos en algo innovador. Esta efectiva combinación aporta una perspectiva escalofriante y singular que opta por lo desafiante y logra el éxito.
Laugier demuestra tener un buen sentido narrativo, pero en su intento de rendir homenaje al escritor H. P. Lovecraft, se excede. Lo que en la obra original evocaba miedo, aquí se transforma en mera morbosidad.
Este desconcertante fresco, que inspiró varias series de televisión en Japón, dura casi siete horas; nunca decae ni aburre gracias a sus giros, convertidos en dramaturgia de lo inesperado, donde lo real se confunde con la fantasía.
MacLane le da a 'Lightyear' un sólido ritmo dramático y una impresionante estructura visual. Su planteamiento cuidadoso hace que valga la pena disfrutarlo en la gran pantalla. Esta película mantiene la calidad digna de las entregas anteriores.
Esta es la marca de la fábrica Emmerich: mezcla superchería, ciencia ficción de lo más chafa y coincidencias forzadas saqueadas de algún frenético blog dedicado a teorías de la conspiración.