Klapisch establece un ritmo atractivo en esta divertida comedia, evitando la cursilería. Despoja a París de su encanto romántico y lo transforma en un desolado paisaje de sentimientos y anhelos insatisfechos.
La práctica actual de reproducir un guion, adaptándolo a la cultura local sin modificar sus características fundamentales, no suele tener buenos resultados. En este caso, el resultado es una película mediocre.
Es un filme notable donde las actrices brillan siguiendo el ritmo de la estelar Colman, imponiéndose con fuerza. Lanthimos, a su vez, se reinventa en esta cinta, una auténtica joya real.
Es un antídoto, burlesco y sumamente divertido, contra la saturación del género. Lo mejor: preserva el cinismo intenso de la primera cinta. Todo un logro.
Fleischer afortunadamente detiene su caída con 'Venom'. Es su mejor película, madura y equilibrada; de vanguardistas efectos visuales, con buena acción y conflicto dramático para lucimiento de los actores.
Este insólito híbrido fílmico actúa como un manifiesto político, una sátira paranoica y una crítica del racismo. '¡Huye!' se posiciona entre las películas más inquietantes de los últimos tiempos y resulta perversamente entretenida. Una verdadera joya inesperada.
Es impresionante que Mangold haya creado una película que combina arte y entretenimiento, ofreciendo una reflexión crítica y hasta autoirónica sobre el papel de los cómics en la actualidad.
Su mejor idea es transformarla en película. Con una duración de ocho horas y seis minutos, la trama incorpora cada variante histórica del cómic. Cada episodio avanza, rebosante de suspenso y ofreciendo giros sorprendentes.
Rossi analiza el funcionamiento de la posverdad y presenta estrategias para combatirla, proponiendo su uso incluso como herramienta contra aquellos en el poder.
Siéndole fiel al espíritu del relato original, este 'Candyman' marca la ruta a seguir para el terror fílmico, infatigable a la hora de provocar espanto en el espectador.
Ni siquiera posee originalidad en su visualidad; recurre a efectos especiales similares con el mismo estilo para generar atmósferas artificiales. La trama carece de alma, sustancia y emoción; un espectáculo visual de 160 millones de dólares que resulta excesivo.
Oldroyd mezcla de forma explosiva sensaciones, secretos y violencia, sin necesidad de recurrir a trucos ni a efectos llamativos. Comprende que lo más impactante se encuentra en las miradas y en la crudeza de las palabras. Este filme es sin duda una revelación.
Transmite una agradable sensación olvidada en estos tiempos de pandemia: la alegría de una juguetona comedia romántica que nunca pierde de vista que el entretenimiento está en los sentimientos, no en efectos especiales.
La película oscila entre momentos inverosímiles y escenas espectaculares. Es una obra refinada de suspenso y terror que ofrece un entretenimiento genuino.
Hong-seon demuestra por qué el cine de horror coreano es líder en su género, al emplear una fórmula efectiva: explorar de manera inteligente nuevas dimensiones dentro de los distintos géneros cinematográficos.
El impresionante trabajo visual da vida a lo inanimado, evocando los orígenes del cine y una literatura llena de ironía vital. Se presenta como una fábula cinematográfica que refleja sus propias reglas, sentimientos y emociones.