Un producto digerible. Con menos prisa y más pausa, un guión menos acelerado y diálogos menos previsibles, habríamos obtenido un resultado más impactante.
Una obra realmente sombría. La trama es confusa y carece de coherencia, utilizando artimañas para sostener una narrativa que queda vacía y sin sentido.
La película intenta replicar el estilo de Bourne, pero no logra disimular esa búsqueda de imitación. El guión carece de la agilidad, coherencia y conexión que caracterizan a la saga de Damon.
Esto no es sólo un homenaje al estilo universal, sino un baño de colores y brillo sin igual. El resultado es espectacular. Saura imprime cada estado de ánimo, cada género y cada quejío puro con exactitud y preciosismo.
La actuación de Richard Jenkins eleva 'Querido John' por encima de la mediocridad. Sin embargo, el resto de la película se siente como un relleno que no logra captar la atención del espectador.
No llena. Tiene su aquel y posee cierta dignidad, pero con el discurrir del metraje se hace lenta y pesada, con demasiados kilos de simbología para flotar.
Edulcorada en exceso, «El juego de Ender» va perdiendo poco a poco la esencia que le otorgaba su verdadero valor. Aun así, la película presenta aspectos sobresalientes y es visualmente impecable.
La historia del amigo que todos conocemos finalmente cobra vida en la pantalla. Taratuto presenta la realidad con un humor agudo desde la perspectiva externa, mientras transmite la profunda desesperación de quien vive la situación en carne propia.
La película tiene una chispa que no termina de encender. Falta un elemento intangible que la haga destacar. A pesar de su simpatía, la carisma de los actores y su idea ingeniosa, se siente un vacío. Es ligera y amable, pero no logra captar completamente la atención.
Un problema de credibilidad. Se presenta un relato que, aunque es simpático y agradable de ver, contiene algunas partes que no encajan bien en el conjunto.
La ingenua entrega de Annette Bening brilla en cada escena. Junto al talentoso Ed Harris, esta obra, aunque sencilla, logra transmitir una calidez especial gracias a su actuación.
Conjunción de los cuentos de los hermanos Grimm en una difícil amalgama que cuesta digerir entre nota y nota a veces resulta opulenta y desmesurada, pero visualmente muy atractiva.
Plagada de altibajos, la película se sostiene gracias a Coronado, quien destaca en medio de un guión que, aunque presenta algunos gags interesantes, resulta en su mayoría predecible y algo vulgar.