El trabajo de dirección logra captar la atención de tal manera que el tiempo parece volar, dejando al espectador sin oportunidad para descansar. Esta es una obra más de este talentoso cineasta.
En la interpretación, el filme destaca con un duelo entre Ifans y Redgrave que eleva la obra a nuevas alturas. Es una propuesta muy interesante de Emmerich.
Se deja ver sin contratiempos, pero en cuanto a su contenido cinematográfico, ofrece una resolución fácil y poco profunda, careciendo de una historia que atrape verdaderamente.
Un derroche de color y poder imaginativo. Sin embargo, se siente un bostezo indisimulado en el medio de la trama. La razón es la ausencia de una historia sólida, ya que presenta un guión deficiente y vulgar que carece de contenido interesante.
El tema principal es una tontería enorme. Es claro que no hay una dirección convencional a seguir, pero esa libertad creativa es lo que usan para provocar risas.
Se critica la crudeza y la falta de sutileza en el diseño, que resulta en una representación demasiado obvia. La obra cae en lo caricaturesco y estereotipado, lo que le resta originalidad y profundidad.
Es un continuo vaivén de géneros. Al final, uno no sabe si quedarse con la sonrisa en la boca o con el falso lagrimal de alguien que se cree que esto puede ir en serio. El guión, con tantas vueltas, se torna irritante.
Claramente partidista, en favor de los católicos. Todo se puede resumir en una buena intención en el proyecto, pero con demasiados flecos sueltos y muchos kilos en un lado de la balanza como para tenerla cierto aprecio.
Lo único que rescata la película es la selección de los presidiarios, que no añade nada nuevo al material original. Además, el final ha cambiado para mal.
El núcleo de la historia se inspira en 'Leon, el profesional', pero de una manera poco original. La trama está bien estructurada y se desarrolla en un ambiente oscuro, aunque el desenlace resulta algo absurdo.
Visualmente, posee todos los elementos para impresionarte, sin embargo, la combinación de sombras, escenarios oscuros y la trama principal es algo que ya se ha explorado en múltiples ocasiones.
Mucho dinamismo, rapidez y contundencia, pero livianas cargas en los dibujos de los personajes, sin perfilar la mayoría. El trabajo no defrauda, entretiene pero no acaba de enamorar.
Ofrece una retahíla de cosas sabidas. Hay valores en la propuesta de Ratner, pero están tratados como seres menores: la historia de amor y ciertas escenas de Woody Harrelson, un actor poco explotado en su vena cómica.