Algunos opinan que la trama entera, así como la inclusión de Mr. Brainwash, es un sofisticado truco creado por Banksy para burlarse de la comercialización del arte. Si esto es cierto, resulta verdaderamente ingenioso.
Se centra menos en el desarrollo de sus personajes en comparación con las dos entregas previas. Su despliegue visual más llamativo no se encuentra a la altura de las diáfanas líneas que pronuncia Schwarzenegger.
Las películas de 'Final Destination' destacan por su combinación de locura y absurdidad. En esta nueva entrega, las muertes son más creativas que nunca, llevando el gore a un nivel completamente nuevo.
Kim Farrant da un ritmo medido a su narrativa, logrando un ambiente denso y casi asfixiante; Nicole Kidman se apropia de esto, profundizando en un personaje intrincado y carente de glamour.
La obra presenta una mezcla contradictoria entre los impulsos del slasher y las expectativas de las películas homoeróticas. Sin embargo, resulta interesante para aquellos que desean explorar un análisis más profundo del género.
Es una historia sobre una fantasía de venganza hacia celebridades, un tema con el que no muchos se pueden conectar. Sin embargo, el director Paul Abascal acierta al mantener las lecciones breves y un ritmo ágil.
Parte del montaje presenta una calidad abrumadora y exagerada, típica de un joven talento, pero cuando la acción y el ritmo se sincronizan, los resultados son emocionantes: la pelea inicial en la sala de billar realmente resalta.
Los directos de X, Black Flag, the Circle Jerks, the Germs y Fear, grabados entre diciembre de 1979 y mayo de 1980, son un eco resonante en la historia musical. Sin embargo, persisten los problemas de racismo en la escena, el desencanto queer y una sensación de desesperación.