Hay en la película un elemento, más teórico que práctico, que de algún modo la impugna, tanto en lo referente a lo cinematográfico como en su labor reivindicativa: su corrección.
La película consigue abarcar la red completa de los hechos que le dieron forma a aquella historia macabra, vital para comprender y completar el relato histórico de la Argentina de fin de siglo.
Ese tipo de pastiche, siempre un poco tosco, es lo que caracteriza al cine de Besson. El desborde, que aquí se siente parcialmente autoconsciente, produce historias que inyectan adrenalina al espectador, superando cualquier torpeza que pueda presentarse.
Resulta una de esas obras que generan charlas y debate. En su último tramo, el film se oscurece, pero sin permitirse caer en el extremo de la gravedad.
Aunque no logra alcanzar los altos niveles de los episodios originales de 'Shrek' o 'Madagascar 3', este nuevo panda permite a los estudios Dreamworks consolidar una de sus sagas animadas más equilibradas, apta para todo público.
De manera inevitable, las típicas referencias de la saga se miran cada vez más en el espejo. Sin llegar a estropear del todo el resultado, el mayor error es abandonar el tono caricaturesco.
Aunque no está a la altura de la relectura fascinante que Green ofrecía en el comienzo de su trilogía, 'La noche final' presenta un elemento que permite reflexionar sobre las reacciones de quienes sufren algún tipo de victimización.
Narrada con habilidad, aunque siguiendo al pie de la letra todos los pasos del "manual básico del policial", 'Yo soy todas las niñas' intenta incluir en su narrativa todos los elementos esperados en un relato de este estilo y origen.
Cuenta con unos cuantos puntos a favor que revalidan los elogios que el director sueco cosechó con sus películas anteriores. Igual que en aquellas se trata de historias encapsuladas en universos de claroscuros en los que el blanco y el negro se entrelazan en un delicado balance.
Una película que recuerda el estilo de Terrence Malick, aunque con menos profundidad. Se asemeja a 'Solaris', pero carece de la genialidad de Tarkovsky. También puede compararse con 'Ad Astra', aunque no logra ser tan efectiva. Es una propuesta interesante, pero se queda a medio camino.
Los muchos ingredientes de la película de Neil Burger mantienen al inicio un moderado equilibrio. Sin embargo, a medida que se suman complejidades al asunto, también se va haciendo más evidente la superficialidad con que son tratadas.
Remake no declarado de 'Alien', que se centra en imprimir ritmo a la aventura espacial. Lo único que cambia entre ambas películas son los detalles y, por supuesto, la habilidad de cada director para manejar los recursos.
El camino que sigue la película para provocar miedo es la búsqueda del impacto inmediato. Esta aspiración deja en un segundo plano la creación de climas, relegándola a un lugar menos importante dentro de las prioridades narrativas.
Aunque tiene un primer tercio muy innovador y sigue siendo una comedia encantadora, queda la sensación de que 'El loro y el cisne' podría haber sido una película realmente destacada.
Gillespie reconstruye las diversas situaciones del caso, siempre con la intención de tratarlas con humor y ligereza. Este objetivo lo logra parcialmente, dada la complejidad de los conceptos financieros.
'Great Freedom' no duda a la hora de darle forma a una historia llena de aristas duras y conmovedoras, sin que eso se convierta nunca en un calvario para el espectador.