Winograd filma clones y sus películas pueden definirse como no-lugares cinematográficos en los que el contexto no importa. Tal vez por eso sus películas conectan cada vez mejor con el público masivo.
Que un director negro rescate y destaque la importancia de esta historia de tres blancos comprometidos activamente en la lucha por los derechos de los negros es justamente el mayor acto político de esta película, que en lo narrativo no escapa a las convenciones de su género.
La nueva película del director de 'Memento' e 'Interestelar' vuelve a trabajar con paralelismos temporales, pero en este caso no al servicio de un relato fantástico, sino de un episodio bélico constitutivo de la identidad británica, al que le aporta espectacularidad.
La nota disonante de la película de Garenq se manifiesta en ciertos aspectos, en particular en el uso de los flashbacks, que parecen más destinados a subrayar lo superfluo que a enriquecer la narrativa. Además, su intención parece ser únicamente despertar la sensibilidad o el morbo del espectador.
Un catálogo de destrezas cinematográficas de alta complejidad, pero cuyo aporte al film no siempre resulta positivo, empezando sus agobiantes planos secuencia filmados con una lente gran angular.
El director opta por una sordidez artificial que no hace justicia a una historia que ya cuenta con méritos suficientes para permitirse el lujo del efectismo.
Hay una pulsión vital en el personaje protagónico que lo impulsa hacia adelante, llenando cada instante de acción y ocupando toda la pantalla. Esto evita que la historia se deslice hacia los clichés típicos de "una película de robos de bancos".
Más allá de la experiencia interesante que ofrece la actuación de Joaquin Phoenix como un Jesús poco convencional, la película no logra ir más allá de ser una obra pastoral.
'JFK Revisited' explora las discrepancias relacionadas con la autopsia del presidente asesinado y los presuntos lazos de la CIA con Lee Harvey Oswald, el principal sospechoso del caso.
Retrato en ausencia de un personaje evitado, este documental ofrece no pocos méritos y hallazgos. 'Una casa sin cortinas' es la puesta en escena de una de las llagas que permanecen abiertas.
Quizá la decisión más acertada de la película, que nunca consigue ir más allá de la corrección ni apartarse del estricto Manual de la Buena Biopic, es la elección del actor francés Vincet Cassel para interpretar a Gauguin.
Desde el título, el film ofrece una perspectiva paternal. A lo largo de la historia, se convierte en un retrato limitado y superficial de uno de los criminales más notorios del siglo pasado, resultando en un manual sobre el narcotráfico para principiantes.
Cruzando el documental con una pizca de ficción, la dupla de directores busca echar luz sobre los costados menos conocidos del músico argentino, con ayuda de cintas con su propia voz.
De Claudia se presenta como una película desconcertante y desencajada, que utiliza una actuación exagerada para crear un ambiente de inestabilidad, manteniendo un delicado equilibrio en el límite de la cordura.
Cuando los secretos comienzan a revelarse, 'Todos lo saben' pierde fuerza. A partir de ese momento, Farhadi se enfoca más en el impacto simbólico que en el desarrollo del drama, como si repentinamente hubiera dejado de confiar en sus recursos más efectivos.
Puede ser interpretada como una crítica de clase contra cierto tipo de rico insensibilizado. Pero a diferencia del film de Östlund [Triangle of Sadness], no se expresa en una dialéctica burda, eligiendo el camino de la alegoría fantástica.