Un retrato enternecedor, con una textura exquisita, 'Blaze' tiene el ardor de la música de Foley y el toque acertadamente relajado de una gran película ligera.
No es tan mala, excepto cuando es horrible. Aun así, da gusto ver a Shyamalan hacer algo distinto; es el equivalente cinematográfico a un paseo reconfortante al sol.
Algunas escenas están demasiado abarrotadas y hay chistes que no funcionan, pero esto es un pequeño precio a pagar por un cineasta con la visión suficiente para hacerte olvidar, aunque sea brevemente, que estás viendo otro producto de la línea de montaje.
Zahler logra captar nuestra atención con su intensa y violenta dirección, un enfoque que tenía sentido en sus trabajos anteriores. Sin embargo, en esta ocasión, gran parte del tiempo se siente como un ejercicio de sadismo sin propósito.
La joya en bruto que supone la interpretación de Brendan Gleeson ayuda a insuflar vida a un relato convencional, ásperamente divertido y ligeramente melancólico.
Esta película, estéticamente impactante, integra numerosas dimensiones político-históricas en su épico relato, aunque en ocasiones parece hacer todo lo posible por sofocar el placer que el público podría haber experimentado con la leyenda popular.
Podría haber sido mejor si no fuera para vosotros, inoportunos niños. Lo que la desvirtúa no es la comodidad de lo viejo, sino las presiones de lo nuevo.
Mezclando sin esfuerzo un humor ingenioso y reflexivo con el extravagante espectáculo de la vieja escuela, Los Muppets es un regalo inesperado. Brillante y alegre, descarada pero sin malicia.
Un trabajo que es al tiempo de un modesto encanto y encantadoramente modesta, cimentada en el mundo 'Spielbergiano' donde el asombro de la infancia se cruza con la dura realidad de los jóvenes adultos.
'Ratatouille' es deliciosa. Los chefs de Pixar han combinado todos los elementos esenciales: ingenio verbal y visual en abundancia, un ritmo ideal para las bromas, y un toque de sofisticación gala, creando así una atmósfera acogedora y una mezcla irresistible.
Excelente interpretación de Casey Affleck. Una película emocionalmente arrolladora, un extraordinario torbellino de amor, ira, ternura y humor quebrado.
Aunque la película se inspira en detalles que parecen verídicos, a menudo se siente más personal que auténtica, y en ocasiones parece estar demasiado alineada con la autocompasión de su protagonista.
Hermosa y compleja. Partridge navega por un material arriesgado con seguridad, delicadeza y un profundo sentido de la intimidad que se puede convertir sin previo aviso en complicidad.
Jack Black y James Marsden forman una gran pareja en pantalla en un 'bromance' con humor negro que logra profundizar, aunque no llega a explotar todo su potencial.