Junto con Forrest Whitaker y Andrea Riseborough, Hedlund lo hace bien en una dolorosa historia real que es a la vez universal e inquietantemente oportuna.
La película de Jared Hess, aunque cuenta con un elenco talentoso que incluye a Zach Galifianakis y Kristen Wiig, no logra provocar risas de manera efectiva.
Puede que 'Shang-Chi' esté construida sobre líneas conocidas, pero en los momentos en los que se permite ser su propia película, es una enormemente diferente (y enormemente superior) comparada con sus predecesoras.
La nueva trilogía concluye con un ambicioso capítulo final. Tanto los seguidores de siempre como los nuevos espectadores quedarán impresionados por las muertes ingeniosas y grotescas que Green y su equipo presentan en el acto final.
Una batalla de voluntades verbal y a menudo fascinante. Tanto Wood como Kirby están excelentes, con el primero ofreciendo dimensión emocional a un personaje menos llamativo y con el segundo apropiándose del papel.
El último 'live-action' de Disney anhela ser parte de tu mundo. Halle Bailey brillará y se convertirá en una estrella, pero el resto de la película se siente insípido.
Una carta de amor pacifista que se presenta a través de un desconcertante número de hechos sobre palomas. La película se eleva cuando se enfoca en las bromas simples y en la acción absurda.
No es un éxito rotundo, pero al menos intenta jugar su propio juego. Sin embargo, el guion sobrecargado y el ritmo lento de los dos primeros actos perjudican su desarrollo.
Se trata de una historia humana, tan desordenada, compleja y desconcertante como cualquier otra jamás contada, y aunque Bratton la hace suya, la generosidad con la que la comparte la hace realmente especial.
Da la sensación de que necesita algo más que rezos para funcionar. La situación está muy poco desarrollada para recibir un tratamiento cinematográfico.
Anunciada como 'una odisea cinematográfica narrativa', la carta de amor de J.Lo al romance es demasiado estrambótica y cursi como para llegar al meollo de la cuestión.
En sus aproximadamente 90 minutos de duración, 'Sly' abarca mucho terreno y debería gustar tanto a los aficionados a Stallone como a los interesados en saber más sobre la icónica estrella más allá de 'Rocky'.
Cuando Williams y Robinson sueltan el control y permiten que la película resulte tan original y libre como Bologne lo estaba en el apogeo de sus poderes creativos, 'Chevalier' sube como la espuma.