Se puede argumentar que no hay que analizar demasiado los mensajes sociales de películas como esta, ya que el equipo creativo probablemente no lo hizo. Pero esta merece esa crítica, aunque solo sea porque no hay mucho más.
Fatalmente aburrida. La película tiene una idea interesante, pero la entierra bajo capas de apatía posadolescente, hilos narrativos sueltos y un divagar sin rumbo.
Que la encuentres pretenciosa o intrigante es, esencialmente, una cuestión de gusto. Todo parece desarrollarse para llegar a algo profundo, o profundamente estúpido.
Uno de sus mensajes más valiosos es que lo mejor que puede hacer un aliado es apartarse y dejar que la gente marginalizada hable por sí misma. Aun así, es evidente que un par de mujeres blancas bienintencionadas escribieron el guion.
Está llena de guiños que socavan cada momento de suspense, tensión o cualquier cosa que se parezca a una emoción humana auténtica. Los gags secundarios son la película. El resto es el relleno.
Birmingham logra captar la atención del público al insinuar la posibilidad de violencia, mientras sugiere con sutileza una inminente explosión de sangre.
Es tentador preguntarse si los guionistas estaban colocados cuando salieron con la idea de 'Dough'. Posiblemente, en un intento por esquivar los clichés, la película es una extraña combinación de ellos.
'Good One' tiene el potencial de iniciar conversaciones sobre cómo las dinámicas misóginas afectan a la sociedad en su conjunto. La sutileza en su narrativa es fundamental.
Los siete personajes brillan con una magnetismo especial en la pantalla, especialmente la vidente de mascotas, quien se roba las escenas más cómicas y emotivas de 'Look into My Eyes'.
La trama presenta ciertos deslices y elementos que quedan sin resolver. Sin embargo, el tono irónico se mantiene firme, lo que hace que la experiencia de ver 'M3gan' sea entretenida en general.