La vida de Alan Turing, el brillante matemático que sentó las bases de la computación y jugó un papel crucial en la derrota del nazismo, es tan fascinante que resulta un verdadero logro crear una película que no haga justicia a su historia.
De esas películas de corte clásico que ya no se producen o que se hacen de manera apresurada y sin el esplendor visual que realmente merecen. Muestra una faceta diferente de un cineasta fundamental.
Gran película que hace del espectáculo forma y fondo, tiene uno de esos finales que hacen sonreír a cualquiera con un poco de sangre en las venas. Truffaut juega, aquí, a todos los juegos a la vez y termina ganando.
Volvió el Baz Luhrmann de 'Romeo + Julieta' y, sobre todo, el de 'Moulin Rouge'. La aplanadora pop se presenta en su máxima expresión, abarcando todo lo que el término “pop” puede implicar, y lo hace para contar la historia de la primera gran aplanadora pop.
La adaptación de la novela de Tomás Eloy Martínez, una de las obras más destacadas de la literatura argentina en las últimas décadas, es impecable. Sin embargo, su mayor error radica en que se limita a ilustrar el texto en lugar de desarrollarlo de manera más orgánica.
Aunque no carece de algunos excesos melodramáticos, esta película -adaptación literaria, además, algo que se nota en su estructura- tiene más de una componente interesante.
Una lección de moral que mezcla elementos de Billiken y un freudismo anticuado, sin hacer justicia al mito ni a la formidable mujer que lo representa. Es probable que logre algún Oscar.
Casi toda la acción se desarrolla en unos pocos escenarios; sin embargo, hasta el impresionante final, todo transcurre con lo mínimo. A pesar de esto, la tensión, el drama y el misterio no dejan de crecer.
Con los elementos del más típico melodrama, Catherine Corsini realiza varias labores: rinde homenaje al género, examina sus estructuras y revela la oscuridad que puede haber detrás de las pasiones más altruistas.
Un film de aventuras con muchos efectos especiales, pero donde lo que más cuenta es lo que hacen los personajes, especialmente Chris Pine y Casey Affleck. Ellos dos y el resto del elenco hacen que la película supere el estadio de la hazaña técnica.
El resultado es dinámico, tiene momentos muy buenos y personajes un poco desbordados y se acerca a lo más humano que los realizadores hayan concretado en su carrera.
Todo funciona y la película resulta emotiva por los motivos adecuados: cuando nos hace lagrimear es cuando descubrimos que lo único que declara la película es que toda vida es sagrada y que la justicia, (...) nos iguala y nos protege.
El juego de opuestos entre Amy Adams y Christoph Waltz funciona muy bien, y la película en sí misma es de un sabor agridulce que parece reflejar de modo muy preciso el estado de ánimo del director.
Esta historia sobre los inicios de los Four Seasons y su vocalista, Frankie Valli, es directa, respeta el material original y presenta todas las canciones en su versión completa.