Una película que además nos ofrece una sana reflexión: pensar qué es aquello que nos desencadena la carcajada, cómo la peor desgracia puede ser, desde la distancia justa, un motivo para la comedia.
Notable mirada sobre la idea de vivir un secreto que, más allá de ser pensada como un retrato de la discriminación, va más allá de la circunstancia histórica en la que se narra.
Esta miniserie documental cubre el hecho histórico en el que se basa la serie con precisión y detalles de una tristeza apabullantes. Sin hacer concesiones ni regodearse en el morbo.
Está bien narrada y muestra que este tipo de drama se adapta mejor al formato televisivo. Hay momentos de gran tensión narrativa y visual, logrando un equilibrio perfecto.
Lo que una serie debe hacer con tanto material al mismo tiempo verdadero e inverosímil es darle credibilidad, mantener su fuerza épica y trágica y transmitirla al espectador. Esta versión de la vida del campeón de los medianos lo logra con creces.
Lo interesante es que uno nunca sabe para qué lado va a ir el episodio siguiente, y la serie lo logra sin traicionar al espectador ni pistas falsas, con personajes que siempre son humanos y creíbles.
Es tan buena como la serie original, y ha sabido forjar su propio camino al construir un universo distintivo. La aparición de lo incorrecto en ese pequeño nerd aporta una frescura auténtica, sin dejar de lado la melancolía del genio.
Reflexión sobre prejuicios y modelos, tiene actuaciones que nos acercan a aceptar como real el mundo que plantea en la pantalla, aunque a veces se pase un poco con el didacticismo y la buena intención.
Este film sería uno más si no fuera por la impresionante caracterización de Jennifer López en su primer protagónico cinematográfico, que no sólo es una Selena mimética al detalle, sino que le pone su propia voz al personaje y conmueve en cada plano donde aparece.
La miniserie enfrenta un dilema: no logra decidir si quiere ser una sátira del mundo o abordar su temática con seriedad. A pesar de que los actores son talentosos, el resultado final termina siendo igual a aquello de lo que intenta reírse.
La misma receta que Pablo Larraín utilizó en 'Jackie' se aplica aquí a una Diana Spencer interpretada con muchos matices por Kristen Stewart, quien realmente ofrece una actuación destacada.