Es entretenida, pero se nota su "vocación internacional", una estandarización de lo narrativo y la producción que muchas veces disuelve el potencial del drama.
Como siempre, Clint aborda el tiempo que vivimos sin ceder a la corrección política ni a la demagogia. La experiencia es satisfactoria: esto es cine y eso es lo que realmente importa.
El director tiene pleno derecho a afirmar que habitamos en un mundo vil y estúpido, sin embargo, el verdadero problema radica en la necesidad de exigir inteligencia. En este caso, eso no se logra.
A través de la ficción y del melodrama, con precisión y momentos a veces espectaculares, el film traza una genealogía del problema y propone, también, un camino de solución del conflicto. Pero lo que gana es la ficción.
Lo que importa es el puro movimiento: de eso se trata a estas alturas 'John Wick', un cine completamente abstracto creado a partir de secuencias hiperkinéticas y barrocas. Es, quizás, lo que se espera del cine actual, y lo hace funcionar.
Al mismo tiempo que comenta con humor y sátira todo el cine de gran espectáculo contemporáneo, se pregunta cosas. Probablemente, la película del año, aún con sus excesos y simplificaciones.
Brillante en lo visual, inútil narrativamente. Esas torpezas disuelven el impacto de un mundo que podría conmover si solo alguien hubiera corregido lo escrito antes de ir a a pantalla.
Wes Craven ha fallecido, pero parece que los creadores realmente apreciaron y comprendieron las películas originales, así como su deconstrucción del género.
Existen escenas y momentos que impactan más que una película completa, al igual que las canciones independientes que lanzan muchas estrellas pop en la actualidad. 'Titane' es un desastre, pero eso no es lo más importante; lo relevante es que nos muestra que algo se ha roto de manera irreversible.
Funciona bien y la historia mantiene la tensión y el misterio hasta el final. El clima lo tiñe todo y sumerge al espectador en las oscuridades de la historia con bastante limpieza.
Anthony Hopkins trabaja junto a un detective, Colin Farrell. La dinámica entre ambos personajes es el verdadero atractivo de esta película, ya que el argumento y el suspenso son relativamente suaves.
Las primeras tres temporadas de esta versión moderna del extraordinario personaje demuestran que es posible crear gran televisión empleando la inteligencia. Es un imprescindible de la televisión contemporánea.
Otra serie de detectives destacable. La trama se sostiene en un humor efectivo y en la dinámica entre Baker y Tunney, una pareja cuya conexión se siente, aunque sea a la distancia.
El ritmo es creciente y el final resulta un tanto decepcionante, pero eso es lo de menos. Lo realmente interesante es la constante sucesión de peligros, marchas y contramarchas, que retrata la aventura de personas en riesgo.