El espectador es consciente de que se trata de un vaudeville, y reconoce que los intérpretes son carismáticos, capaces de dar relevancia incluso a lo que carece de ella. Sabe que disfrutará de la experiencia y que la olvidará con prontitud.
El infinito catálogo de alegrías y tristezas de los tres hermanos que van y vienen en el tiempo sigue adelante, manteniendo la destacada calidad actoral y la precisión en el guión que siempre ha caracterizado a la serie.
La serie presenta una serie de problemas e intrigas que reflejan el conflicto entre la vida personal y las responsabilidades. Además, incluye una dosis de sátira sobre ciertas tradiciones. Sin duda, es de lo mejor que ofrece la modalidad on demand.
Burman mantiene el talento para la observación y para la comedia en cada secuencia, y apuesta a una emoción más genuina y menos calculada que en algunas de sus películas más recientes.
Fábula de un humor y una ternura notables, se trata de dejar un mundo para ingresar a otro con una última y genial travesura. Haga lo posible por verla.
Hay mucha variedad y el menú zapatesco es más bien de outlet. El realizador Thomas McCarthy cuenta los acontecimientos de manera confusa y desfasada. Como resultado, el personaje grotesco que Sandler normalmente crea se convierte en una caricatura excesivamente exagerada.
Nos quedamos con la impresión de que se nos cuenta algo de más, de que quizás la historia sería más bella siendo más breve. Original, sí; amable, también. Solo un poco decepcionante.
El film no es estrictamente un drama ni una comedia, y en esta mezcla de tonos, Allen parece haber recuperado su habilidad para transmitir la ironía trágica que convirtió "Crímenes y pecados" en una obra maestra. Además, cuenta con Blanchett, lo que nos permite confiar en su interpretación.
Comedia social sin grotesco, con un grupo de actores que saltó a la fama y con una extraña pero bienvenida mirada desde la infancia que vuelve todo de una ternura y precisión narrativa notables.
El núcleo es Penélope Cruz, que aquí logra combinar el capricho de una artista con la inteligencia, una rara ternura y, sobre todo, gracia, conocimiento sobre los tiempos de la comedia.
A pesar de la actuación excepcional de Rosamund Pike como la estafadora principal, cuando todo parece llegar a su fin de la manera más sombría, surge una lección moral. Lo que ocurre no es ilógico, pero su resolución se siente artificialmente reconfortante.
Funciona como un espejo distorsionado y divertido de nuestra vida adulta. A pesar de su impresionante calidad técnica, es la narrativa en sí la que realmente nos atrapa.
En ese exceso sanguinolento, se destaca positivamente la corrección política que nos ha tomado de la garganta desde hace tiempo. Su desafuero hiperkinético se convierte en un alivio. Paradójico y ruidoso, pero alivio al fin.
La nueva 'Hellboy' parece una película realizada con la conciencia de que será medida en comparación con una destacada obra del género. Esta perspectiva se refleja en su falta de originalidad, lo que inevitablemente desencadena comparaciones poco favorables.
Confirmamos, después de las dos temporadas, que sí, que es buenísima y que Bill Hader es de lo mejor que tiene la pantalla, chica o grande. Pruebe sin miedo.
El humor es desbordante, a menudo escatológico, pero se presenta en pantalla con un excelente sentido del ritmo. Todos los actores son talentosos comediantes y los muñecos son verdaderamente delirantes.