Lo que importa es que estamos dentro de la acción y somos parte de la puesta en escena; nuestras emociones físicas aportan emoción a la pantalla. Es como un parque temático concentrado en imágenes.
El diseño es impresionante, fusionando un realismo notable en las escenas de la Tierra con un toque absurdo y una textura que recuerda a juguetes para los aliens. Además, la narrativa es muy concisa.
Una de las mejores creaciones animadas de las últimas décadas, gracias a su fusión del cartoon clásico con una notable intención de desafiar los lugares comunes.
El tema de la infancia como un lugar peligroso se diluye un poco debido a la ambición presente en la historia. No obstante, es una película que se atreve a asumir riesgos, lo cual es inusual en el ámbito del gran espectáculo.
Cada plano está lleno de detalles que queremos seguir observando, mientras la historia nos lleva a otro tipo de juego, más consciente y más noble al mismo tiempo. De esas películas de las que no se espera nada, pero entregan absolutamente todo.
Sutilmente, el film aborda un tema fascinante: la verdadera lucha entre el bien y el mal ocurre dentro de las personas. Es un enfoque notable para una película de superhéroes.
Las buenas películas son aquellas cuyos errores se disuelven gracias a sus virtudes: 'Maléfica' es una buena película. La emoción que genera, especialmente en el primer tercio del film, es una proeza. Anímese.
Como todo experimento, gran parte de su encanto reside en lo inacabado, en lo provisorio. Y respecto de otros films “provisorios” del propio Godard, es menor: un juego que, alternativamente, requiere mucho y muy poco de su espectador.
La cuestión no es qué se narra sino cómo, y Saldanha y su equipo han decidido redoblar la apuesta humorística e inventar todo lo posible en el campo de lo visual. Uno de los grandes triunfos de la película consiste en la inventiva.
Una perfecta respuesta de China al blockbuster estadounidense. Claro que mucho más exacerbado, colorido y gigantesco en el sentido más hiperbólico que se pueda concebir.
Lo interesante del arte de Sanders consiste en que, si bien no desdeña los momentos de acción, mantiene a los personajes en equilibrio, los hace complejos y no necesariamente arquetípicos, capaces de cambiar y no rígidas herramientas del guión.
Lo técnico es irreprochable y el diseño, en muchos casos, resulta de un enorme atractivo. Ahora bien: el gran problema del film es que en gran parte es una serie de gags que no se relacionan entre sí.
Esta nueva entrega de la saga de superhéroes de Marvel ofrece interés. En primer lugar, presenta personajes que capturan la atención y generan deseo de seguir sus historias. En segundo lugar, incluye secuencias de acción que son visualmente impresionantes.
El problema es que esos grandes momentos, ese gran film que pudo haber sido, navega a la deriva en el mar de la indecisión, del cine ordenado por inversores. Captura la imaginación solo espasmódicamente.
No es tan buena como la primera, básicamente porque hemos visto ya la mayoría de los chistes. Pero tiene dos grandes comediantes: los señores Azaria y Harris, quienes le aportan ritmo a la película.
Hay un defecto en la película: a pesar de la grandiosidad de los escenarios, resulta difícil disfrutar de las escenas de acción debido al vértigo provocado por una cámara que prioriza, en primer lugar, el ángulo más complicado y, solo después, el más adecuado.
Un director, con gran pasión, explora un universo que resulta muy querido para aquellos espectadores que aún no lo conocen. Es una excelente película que atraerá a todo tipo de público.