Hay un excelente doctor que orienta a los residentes de un hospital para que no acepten todo sin cuestionar. Les ayuda a comprender que la medicina también es un negocio, y les enseña a lidiar con dilemas morales y éticos de manera pragmática.
Es una de esas películas que quiere a todos sus personajes y contagia una rara amabilidad. Y está John Goodman, que le suma tres puntos a cualquier película.
Wenders se encontraba en la cúspide de su carrera. Lo notable de esta película es que el futuro que retrataban ya ha llegado, lo que transforma el impacto de la historia, alejándose de la especulación que rodeaba su estreno.
Es una película que trasciende el realismo pulido típico de Hollywood, y se aproxima al neorrealismo. Presenta un retrato de la angustia y la impotencia, mostrando una perspectiva alterna a la propaganda y al cada vez más desvanecido sueño americano.
Este melodrama romántico se fusiona con el género western, ofreciendo una experiencia visual cautivadora y momentos llenos de lirismo, gracias al talento del director.
El trabajo de voces es excepcional, presentando un Mickey del siglo XXI que se muestra optimista y valiente, aunque también tiene su lado torpe y alienado. Es una película que vale la pena no dejar pasar.
El diseño de producción logra un equilibrio con los clichés típicos de una telenovela, todo ejecutado con la precisión que caracteriza a Hollywood. Aunque no ofrece algo innovador, su atractivo visual mantiene el interés del espectador.
Mel Brooks regresa a los 96 años con un humor excepcional que nos recuerda su maestría. Su comedia no se basa en la burla; él descubre en sus pasiones y aversiones, en la tragedia y la alegría, el absurdo de la experiencia humana que nos invita a reír.
Una crítica a la pedantería del ámbito académico y a la televisión que se considera demasiado seria, todo ello celebrado a través del humor, que resulta ser una herramienta versátil y universal.
El formato utilizado recurre a lo predecible, lo que reduce el impacto cómico y transforma lo que originalmente tenía su esencia en algo mucho más ordinario de lo que podría parecer.
Parodiando teorías conspirativas, Myers utiliza este humor aparentemente ligero para transmitir una idea más profunda. A través de una variedad de personajes, logra crear momentos brillantes y memorables.