En ese exceso sanguinolento, se destaca positivamente la corrección política que nos ha tomado de la garganta desde hace tiempo. Su desafuero hiperkinético se convierte en un alivio. Paradójico y ruidoso, pero alivio al fin.
Los prejuicios son solo la punta del iceberg y no son exclusivos de los blancos. Esta ambigüedad es lo que permite que, casi treinta años después de su realización, la obra continúe siendo notable y fresca.
Wallace, el inventor calvo, y Gromit, su perro, son dos mitos del mundo animado. En esta ocasión, se adentran en el cine de terror, donde relatan la tenaz cacería de un ser que se transforma en un monstruoso conejo.
Wright lleva todo al extremo y por eso desarrolla, tramo a tramo, un auténtico film noir aunque aparezca teñido de colores vibrantes. Un film originalísimo.
Como toda buena película, olvidamos que es una película, que estamos en el cine y que esos personajes no son reales. La verdadera hazaña de este film radica en su autenticidad.
Es un retrato de cómo funciona la inteligencia. Cómo aprendemos a razonar, eso es fascinante, casi parece una película de suspenso o de ciencia ficción, una que no les tiene miedo ni a las imágenes ni a las palabras.
Quien esto escribe no está en contra de la religión. Quien esto escribe está en contra de la propaganda, especialmente cuando está filmada con los muñones de los hombros. Por lo insólita, imperdible.
Con buenos momentos, pero muy por debajo de las grandes obras como 'No se metan con Zohan' o 'La mejor de mis bodas', permite apreciar de manera clara el estilo cómico de Sandler.
El elenco es de esos que siempre cumplen, que logran inyectar algo de poder de estrellas en personajes que se construyen para ser cotidianos. Lo logran. Ejemplo canónico de lo que es el cine argentino para gran público de hoy.
El espectador es consciente de que se trata de un vaudeville, y reconoce que los intérpretes son carismáticos, capaces de dar relevancia incluso a lo que carece de ella. Sabe que disfrutará de la experiencia y que la olvidará con prontitud.
Burman mantiene el talento para la observación y para la comedia en cada secuencia, y apuesta a una emoción más genuina y menos calculada que en algunas de sus películas más recientes.
Nos quedamos con la impresión de que se nos cuenta algo de más, de que quizás la historia sería más bella siendo más breve. Original, sí; amable, también. Solo un poco decepcionante.
Comedia social sin grotesco, con un grupo de actores que saltó a la fama y con una extraña pero bienvenida mirada desde la infancia que vuelve todo de una ternura y precisión narrativa notables.
A pesar de la actuación excepcional de Rosamund Pike como la estafadora principal, cuando todo parece llegar a su fin de la manera más sombría, surge una lección moral. Lo que ocurre no es ilógico, pero su resolución se siente artificialmente reconfortante.