La idea de una serie de gran formato, con la profundidad de una novela, se originó aquí. Es una representación de la humanidad en su máxima expresión, repleta de acción y rica en historia.
Las componentes del cóctel son las mismas de siempre, pero de la mejor marca y calidad, lo que nos permite ingresar en ese universo incluso si no conocemos nada previo.
Dumont elige abandonar el estilo controlado y excesivamente correcto de sus obras previas, optando por una narrativa y forma más libre para presentar un hermoso relato. Es una propuesta cinematográfica que definitivamente merece ser redescubierta.
Decir que esto es malo es una falsedad: resulta entretenido, una mezcla pop que va desde el cine de antaño hasta el manga. Es una deliciosa propuesta bastante vibrante.
Washington tiene una gran virtud como actor: entiende a su criatura. Ese ha sido siempre su talento, y eso le provee una profundidad y un interés que, de otro modo, el film no tendría.
Stallone brilla en su papel, encarnando perfectamente al personaje con su dureza, inteligencia y encanto. Su habilidad para mostrar múltiples facetas, desde el seductor hasta el sabio, es notable. Sin duda, se trata de una gran serie.
Todo funciona correctamente, aunque hay que considerar dos aspectos: el énfasis en "lo social" y el desajuste entre ciertas historias. La violencia es intensa y directa, lo que aporta una agradable imprevisibilidad a lo largo de la narrativa.
Gervais, en ciertos momentos, utiliza la frase típica de un póster, pero la reflexión que presenta se convierte en un discurso impactante sobre el poder curativo de la comedia.
El infinito catálogo de alegrías y tristezas de los tres hermanos que van y vienen en el tiempo sigue adelante, manteniendo la destacada calidad actoral y la precisión en el guión que siempre ha caracterizado a la serie.
La serie presenta una serie de problemas e intrigas que reflejan el conflicto entre la vida personal y las responsabilidades. Además, incluye una dosis de sátira sobre ciertas tradiciones. Sin duda, es de lo mejor que ofrece la modalidad on demand.
Hay mucha variedad y el menú zapatesco es más bien de outlet. El realizador Thomas McCarthy cuenta los acontecimientos de manera confusa y desfasada. Como resultado, el personaje grotesco que Sandler normalmente crea se convierte en una caricatura excesivamente exagerada.
Comedia social sin grotesco, con un grupo de actores que saltó a la fama y con una extraña pero bienvenida mirada desde la infancia que vuelve todo de una ternura y precisión narrativa notables.
La nueva 'Hellboy' parece una película realizada con la conciencia de que será medida en comparación con una destacada obra del género. Esta perspectiva se refleja en su falta de originalidad, lo que inevitablemente desencadena comparaciones poco favorables.
Lo mejor es, siempre, la definición de los personajes, esos retruécanos rápidos del tipo ibérico que hacen que lo trágico se transforme en grotesco y en sátira.
No todos los relatos son igualmente buenos, pero hay tres que destacan por su impresionante ejecución técnica, su manejo del ritmo y el desarrollo de los personajes.
Es evidente que a McDonagh le apasionan los actores y las palabras, lo cual se nota en este film. “Siete psicópatas” se asemeja más a un manual de estilo que a un relato tradicional.
Una de las mejores y más brillantes exploraciones de la estupidez humana realizada por el cine. Sigue siendo cómica, sigue teniendo un humor negro extraordinario. Y la estupidez también sigue allí, más saludable que nunca.