Esta serie presenta una gran cantidad de elementos, lo cual es un problema. Su extensión excesiva genera un suspenso poco genuino y se enfoca demasiado en los detalles escabrosos. Como resultado, se vuelve tediosa en la mitad de la temporada, llevando al espectador al abandono.
En general, la narración es efectiva y el estilo visual es clásico y directo. Las actuaciones son sólidas, aunque a veces hay un exceso de declamación. El ambiente está cuidadosamente logrado.
Muestra cómo cambió el modo en que la gente se relacionaba, cómo surgió la modernidad y, de paso, una historia sobre el avance de las mujeres en un mundo de prejuicios.
En esta miniserie, la narrativa se presenta de manera más matizada. Gates expresa sus opiniones y la información sobre su vida y obra es precisa, logrando así desmantelar algunos de los estereotipos simplistas que a menudo se asocian con él.
Parodia de los cortos infantiles que abordan conceptos como la amistad, el tiempo y el arte. Las respuestas y situaciones se tornan tan absurdas que desdibujan por completo la esencia de las preguntas planteadas.
En esta serie, la trama se torna absurda y revela cómo el uso excesivo del "documental periodístico" ha perdido su esencia. Es uno de los contenidos más entretenidos disponibles en las plataformas de streaming.
Es de una fuerza emocional notable. Gracias, en gran medida, a un guión muy preciso, a los trabajos de los actores y, claro, a un gato, que siempre mejora cualquier cosa.
Como serie histórica, cumple con su propósito. Las recreaciones con actores son adecuadas, el vestuario es muy realista y la información presentada resulta interesante.
El final, con su complejo matrimonio, resulta brillante. En el fondo, se presenta como una aguda sátira y un relato moral desesperado, donde la verdadera antagonista es la figura considerada como santa.
No es común encontrar películas que nos traten con respeto y que elijan la felicidad y el humor sin recurrir a la tontería. La diversión es genuina y noble.
El resultado es un paseo por la adolescencia y la aventura que excede con mucho al “público infantil”. Y como si fuera poco, está llena de bellas invenciones.
Esta increíble película puede ser considerada como la mejor de su género de monstruos. Presenta una narrativa directa, sin rodeos, combinando humor y drama de manera efectiva.
El cine de género australiano nos ha brindado directores icónicos como George Miller y actores como Mel Gibson, mientras desarrolla una rica iconografía. Su esencia captura la velocidad, la sátira y ese carácter único que floreció en los años ochenta.
Una celebración de los años ochenta y la cultura pop. Se enfoca en un impresionante uso de la captura de movimiento y efectos digitales, ofreciendo secuencias de acción intensas y, al mismo tiempo, profundas y emotivas.
Técnicamente impecable, la serie aborda dilemas morales que superan lo habitual en producciones similares y ofrece una reflexión profunda sobre lo que significa madurar en la actualidad.
Una de las mejores noticias que tuvo el pop desde mediados de los noventa. Es una descripción precisa de la locura vocacional que implica el arte. Una visión descarnada de sí misma.