Siempre interesante y lleno de suspenso, se mantiene como una de las mejores producciones de la década. Su narrativa y desarrollo son tan cautivadores que resulta adictiva.
No está mal y funciona. Cuando 'División Palermo' deje el chiste referencial y se anime, tiene potencial para ser la gran serie cómica que nos hace falta.
Las producciones locales de Netflix presentan un inconveniente: están diseñadas para la exportación. Esto significa que se utiliza un formato y una narrativa estándar a los que se les incorpora un toque local.
No hay preguntas, sino juicios contundentes. Nos encontramos ante una obra que se asemeja más a una propaganda que a un documental, ya que presenta un mensaje claro y busca persuadirnos de su verdad. Es un puro trabajo de Moore.
Preminger se destacaba por su precisión como director, mostrando una comprensión profunda de la complejidad humana en lugar de buscar la corrección política. Es una película extraordinaria que pocos han revisitado.
A pesar de que la serie no ofrece nada realmente innovador, logra funcionar gracias a la actuación de Keri Russell. Mantiene al espectador entretenido y sigue una narrativa coherente desde el primer episodio hasta el último.
Moretti nos invita a reflexionar sobre la realidad actual con una mirada irónica y divertida, logrando hacernos reír mientras abordamos temas profundos. Su talento como comediante resalta en cada escena.
Es algo único que no se repitió en nuestro cine y un retrato político desde la pura metáfora, que hace de cualquier aplicabilidad del relato algo menos universal que su sentido.
La trama es increíblemente compleja. Lo esencial son los personajes y sus interacciones; sin esta empatía, varios aspectos se sentirían como simples clichés.
Presenta numerosos clichés y se basa excesivamente en sustos generados por sonidos intensificados o imágenes fugaces. Es una lástima, ya que el tema es interesante y hay algunos aciertos en la realización.
Es muy buena, y muy interesante por cómo combina las mejores herramientas del cine de género con la mirada descriptiva de una sociedad y de sus contradicciones, sobre todo la tensión entre tradiciones y modernidad.
Una serie de momentos impactantes que carecen de lo esencial: el sentido del humor. Con solo eso y un par de monedas, Sam Raimi creó la maravilla de 'Evil Dead'. En esta ocasión, hay mayor presupuesto pero menos atrevimiento.
El resultado es fresco, ya que los diálogos combinan inteligencia y sátira, mientras que las escenas de acción son relevantes y no simplemente un entretenimiento superficial.
Tiene lo suyo como diversión autoconsciente, aunque le falta un poco de madurez y de desarrollo de personajes. Al menos no aburre, lo que ya es una hazaña.