La película destaca por su amabilidad, humor y musicalidad, ofreciendo una experiencia inteligente y entretenida que el cine ha dejado de brindar en los últimos años.
Lo que destaca es la historia que cuenta el autor, quien revela el lado oscuro de las personas mediante un juego de engaños. Harrison consigue evocar tanto simpatía como un aire siniestro. Es una gran película que merece más reconocimiento.
Destaca tanto por las interpretaciones sobresalientes, especialmente la de Craig, como por la forma en que la trama y la dirección entrelazan lo policial con lo histórico.
El mayor inconveniente de esta película es su exceso de teatralidad. Sin embargo, a pesar de eso, la tensión generada por el dilema presentado y las actuaciones, en especial la de Helen Mirren, logran aumentar el suspenso y mantenernos cautivados.
La película, disfrazada de simple telefilm, demuestra una inteligencia notable al hacernos entender que la trama es más compleja de lo que aparenta, lo que añade una profundidad interesante a la historia.
Es una mirada bastante amable pero filosa sobre el negocio deportivo en general y, como todo gran film, está lleno de secundarios de lujo. La parte deportiva, los partidos, además, son puro suspenso, perfectamente realizados.
Aborda el enigmático concepto del libre albedrío. Es una obra maestra de una precisión asombrosa, considerada una de las mejores del cine en las últimas décadas.
La película es etílica, intensa, sensual y desesperada, donde los protagonistas enfrentan la triste realidad del paso del tiempo y buscan escapar a través de la traición. Un infrecuente film adulto.
El resultado refleja con precisión el ambiente asfixiante de la película original, capturando la esencia de ese mundo en decadencia que retrata el canon. Un trabajo notable.
Roeg logra que su montaje y su enfoque emocional fragmentado generen el horror típico del género y, al mismo tiempo, trasciendan al crear una forma de literatura a través del cine.
La irrupción de elementos fantásticos en un contexto que parece normal es llevada a cabo por la directora Bergholm con un ritmo excepcional, mostrando habilidad tanto en la ironía como en el horror.
Una película que explora sus tensiones de manera intensa y directa, sin imponer las intenciones del director. Presenta momentos memorables y el erotismo está bien logrado.
El film desmantela los conceptos tradicionales de masculinidad desde su primera secuencia, combinando la acción, que a veces resulta disparatada pero siempre efectiva, con un humor ingenioso.
En ciertos momentos, la película logra captar nuestro interés. Sin embargo, cae en clichés evidentes y terminamos anticipando la siguiente escena llena de terror y acción.
Lo más interesante es la revisión del mito del terror, la creación de un universo propio y un bienvenido humor satírico que, en ocasiones, se apropia un poco de todo.