Es una mezcla tan bien triturada entre el melodrama original de Sondheim y el toque de Burton, que es difícil pensar en otro director tan naturalmente dotado para el trabajo.
Demasiado seria para ser una parodia y demasiado estúpida para ser una película viable de acción, 'Lockout' flota como la basura espacial en la última frontera.
¿Por qué es tan cursi? ¿Por qué luce un aspecto tan horrible? ¿Por qué los diálogos son tan torpes, las escenas tan inconexas y los personajes tan falsos?
El casting resulta inusual y poco convencional, casi alcanzando lo ridículo. Sus observaciones sobre el privilegio, el resentimiento, el dinero y la clase son ruidosas, pero carecen de claridad.
La mejor versión de Annaud se presenta al recrear el exotismo sereno del Tíbet. El crecimiento espiritual de Harrer junto al joven líder budista se narra más que se experimenta.
La película se presenta como un intenso conflicto marital y un frío debate político, una especie de "Guerra y Paz" en un entorno doméstico. Es un drama histórico que resulta enormemente entretenido.
Es la obra de una directora madura que se ha identificado y desarrollado un nuevo vocabulario cinematográfico para definir a una nueva camada de mujeres postmodernistas.
Nada tiene ‘sentido’ en esta hermosa locura y, a pesar de ello, todo encaja perfectamente en este estimulante rompecabezas, convirtiéndolo en uno de los grandes acontecimientos cinematográficos del año.