Es una película de ciencia ficción que empieza de manera lenta, pero logra mejorar con el tiempo. El guión presenta una fuerte carga ideológica, bastante influenciada por la cultura estadounidense.
Una película austera y simple. Yoav, interpretado por Avi Shnaidman, es el corazón de la narración, ofreciendo una actuación realmente conmovedora y convincente, mostrando gran confianza en su papel.
El desarrollo de la historia es predecible, pero sigue siendo entretenido. Verbaan y Van Koningsbruggen forman una gran pareja romántica, lo que la convierte en una opción destacada frente a otras.
La idea inicial es interesante, pero el desarrollo del guión es deficiente y resulta previsible. La tensión se pierde rápidamente. Es una opción pasable para entretenerse un sábado por la tarde en casa.
Una película que invita a la reflexión sobre nuestras responsabilidades y culpas. Su narrativa y la exploración de la trágica protagonista van más allá de lo cinematográfico, obligándonos a confrontar nuestra propia realidad con frialdad y crudeza.
Spielmann impacta en la primera parte al revelarnos los vínculos entre las dos mujeres. Sin embargo, en los últimos 40 minutos, decididamente nos sumerge en la desgarradora y brutal agonía del padre.
Un drama muy bien narrado que, desde el inicio, deja entrever la existencia de un secreto. Con astucia se revela la verdad gradualmente, incorporando giros sorprendentes que nos mantienen cautivados hasta el desenlace.
Llega a sentirse un poco dulzona en algunas secuencias que pueden parecer hasta fantasiosas, pero eso es lo que la hace también una fábula que al final nos deja con buen sabor de boca y habiendo pasado un rato entretenido.
'Todos están muertos' es un buen debut de Beatriz Sanchís. Aunque presenta algunas fallas en el guión, logra ofrecer una película que entretiene y es agradable de ver.