Los aportes de Fabián Casas en el guión y de Viggo Mortensen como protagonista elevan el universo creativo de Lisandro Alonso, quien presenta su mejor película hasta la fecha.
Una película oscura tanto en su aspecto visual como en su narrativa, diseñada para transmitir la sensación de una noche interminable que parece no tener amanecer.
Los problemas de 'Poderes ocultos' residen en su guion, ya que el director Vogt, quien también escribe, acumula situaciones de manera caprichosa y errática, apuntando a varias direcciones simultáneamente.
No se requieren efectos especiales ni maquillaje elaborado; basta con una correcta colocación de la cámara y una cuidadosa planificación de cada toma para generar un escalofrío.
Por más que lo ambiciona, 'The Halt' no siempre alcanza la dimensión trágica de los films anteriores del director, pero sin embargo tiene momentos de una intensidad inusual.
La principal cualidad de 'El prófugo' es su capacidad para liberarse de las ataduras de la obligación y de la simple explicación del texto. Además, logra hacerlo de una manera ligera y humorística.
Wenders no ofrecía una película significativa desde hace casi treinta años. Su nuevo trabajo es una conmovedora carta de amor a Tokio, donde el director alemán redescubre algunas de sus mejores influencias.
Este documental es un claro ejemplo de la excelencia en el género de observación, mostrando un compromiso genuino con cada uno de sus numerosos personajes a lo largo de tres horas y media, sin la necesidad de entrevistas.
La travesía resulta cautivadora, tanto por las impresionantes tomas de los magmas que logra el cameraman Peter Zeitlinger, un habitual colaborador de Herzog, como por la perspectiva única que Herzog ofrece sobre el tema.
El problema de 'Salt and Fire' radica en que, a pesar de contar con imágenes impresionantes y sin necesidad de efectos digitales, su guión y los diálogos oscilan entre lo mediocre y el humor involuntario.
La fluidez de Bonello al transitar entre el pasado y el presente, y de una cultura a otra, es impresionante. Logra un entierro prematuro que se sostiene únicamente con la luz, el montaje y el sonido, sin necesidad de otros recursos.
Es una obra de arte abstracto que deja una huella profunda. Este corto logra transmitir la sensación de que sus imágenes y sonidos provienen de otro mundo.
Que el ogro Godard se presenta aquí de manera casi simpática, dejando su huella estética en la película de Farahani, es un pequeño milagro que resalta el talento impredecible de esta directora iraní.