Hardy se las arregla para dotar de vida a cada personalidad sin caer en lo esquemático. Los problemas vienen por otro lado. Brian Helgeland apenas alcanza a dotar de rigor narrativo a una historia detenida en un conflicto que no avanza.
Un 'biopic' poco convencional que se siente desenfocado y muestra un estilo sumamente minimalista. Eddie Redmayne es realmente impresionante, no se limita a imitar, sino que experimenta una metamorfosis notable.
Pocas películas son tan justas como 'Love & Mercy', tan desesperadas como cabal. Es una propuesta brillante e intensa que se esfuerza por alejarse del biopic convencional.
La historia presentada de manera visceral. Una película indiscutible, sin lugar a dudas magnífica. Puede resultar algo impersonal al esforzarse por mantener cierta distancia con las convenciones del género.
Un recital de lugares comunes. Firth, algo más que genial, se encarga de soportar en sus carnes todo el trabajo. Donde debería imponerse la intensidad, reina la afectación; donde la poesía, el ripio.
Es buena noticia el regreso de Payne al cine bello, humanista y hasta emotivo, pero se echa de menos el riesgo y la ausencia de miedo a decepcionar de sus mejores y más redondas películas. Y molesta esa búsqueda constante del aplauso fácil.
Pertenece a ese raro género de cine entre la reivindicación y el jolgorio que se disfruta sin querer y divierte sin ofender. Una película tan disfrutable como efectiva, tan dolorosa a ratos como oportuna.
Penélope Cruz, una 'mamma' inmensa, no es suficiente para un Crialese en tono menor. 'L'immensità' queda lejos de su intento de convertirse en el gran retrato nostálgico y agrio del patriarcado.
Se entiende mal que la biografía de Freddie Mercury, uno de los personajes más fascinantes, acabe convertido en una simple excusa, en un catálogo sin alma de momentos más o menos épicos.
La cinta se detiene puntual y rigurosa en exactamente eso: el silencio de unos hombres encerrados. Con pulso, el director reconstruye la geografía desolada de un tiempo desposeído de su propia condición de tiempo.
Lars Von Trier, un director que despierta tanto admiración como controversia, entrega una obra cruel y exasperante que demuestra su genialidad. Esta película se alza como una de las provocaciones más impactantes del género de terror, fascinando al espectador con su total falta de prejuicios.
El empeño por subrayar cada frase con otra, cada gesto con un grito y cada cadáver con el mismo infierno termina en un monocorde, triste y premioso ejercicio de lo mismo.
Todo se atiene a las pautas más estrictas del cine comercial, pero con gracia, procurando en todo momento que ni se note. (...) el resultado es un ejercicio de nostalgia con la virtud de la solvencia.