La última y quizás más desvergonzada explicación de sí mismo. Una preciosa y preciosista película de espías el más enfermizo monumento al egocentrismo.
La película acierta al centrarse en la mirada y el silencio de las dos protagonistas. Sin embargo, en algunos momentos pierde el enfoque, se vuelve incierta y prosaica. Puede que sea fallida, pero resulta vital. A pesar de su irregularidad, es sincera.
Minnelli consigue convertir la más ridícula y endomingada historia en un trabajo exquisito para contemplar con una sonrisa. El director transforma lo trivial en necesario, ofreciendo una exposición de nostalgia que resulta imprescindible.
El director no sólo deja sin justificar el motivo de la, otra vez, reiterada puesta en escena, sino que detiene la película en un solo instante de confusión y rabia cerca de la eternidad. Y de la exasperación.
Incapaz de comprometerse con una de las mil historias que apenas bosqueja, 'Capri-revolution' navega confundida entre su falta de foco, su academicismo forzado y, admitámoslo, su didactismo algo cargante.
Lo que importa es la propia textura del relato, que se presenta como una nueva versión de La isla del tesoro. Es un viaje brillante hacia el fondo de las palabras, ese lugar donde habitan los cuentos.
Magistral Ozon. (...) una tragedia dura y cruda lanzada sobre el borde mismo de todos los precipicios posibles. Y así, hasta alumbrar una de las mejores películas de una filmografía camino de lo inacabable. Tal cual.
Apreciable. Un sobrio ejercicio de Coixet por alejarse de sí misma. Se echa en falta un final que esté a la altura. A pesar de todo, el resultado es una película de indiscutible belleza.
El director crea una tensa elegía sobre el difícil destino de un pueblo. La película se estructura en escenas vibrantes que destacan su virtud. Todo en 'Sunset Song' resuena.
Un camino de despertares a la vida y descubrimientos excepcionales. Lo mejor: los mano a mano entre las dudas del niño, interpretado por Sanz, y el profesor, además sacerdote, con acento mexicano a cargo de Quinn.
Monumental. La película establece desde el principio un ritmo que puede parecer lento, pero que en realidad transmite una profunda gravedad, es intenso, duro e inolvidable. Scorsese otorga al cine un nuevo pulso.
Un guion ingenioso, aunque no sobresaliente, acompañado de una puesta en escena llamativa, pero no del todo efectiva. Colman y Jessie Buckley se presentan rápidamente para llenar los vacíos y destacar en un notable ejercicio de autoconocimiento.
Una película tan excesiva, escatológica, desmedida, nostálgica y procaz como feliz en su sicalíptica reivindicación de todos y cada uno de sus errores.