Es cine sobre la necesidad de lo otro, de lo extraño, de todo aquello que, desde la sombra, construye y desarma la propia realidad. La cinta navega, de forma literal, sobre la retina del espectador como un animal alucinado.
Hardy se las arregla para dotar de vida a cada personalidad sin caer en lo esquemático. Los problemas vienen por otro lado. Brian Helgeland apenas alcanza a dotar de rigor narrativo a una historia detenida en un conflicto que no avanza.
Un 'biopic' poco convencional que se siente desenfocado y muestra un estilo sumamente minimalista. Eddie Redmayne es realmente impresionante, no se limita a imitar, sino que experimenta una metamorfosis notable.
Un recital de lugares comunes. Firth, algo más que genial, se encarga de soportar en sus carnes todo el trabajo. Donde debería imponerse la intensidad, reina la afectación; donde la poesía, el ripio.
Penélope Cruz, una 'mamma' inmensa, no es suficiente para un Crialese en tono menor. 'L'immensità' queda lejos de su intento de convertirse en el gran retrato nostálgico y agrio del patriarcado.
Un puzle virtuoso con una precisión deslumbrante. Se trata básicamente de un melodrama tan consciente de sus fuerzas y su misterio que presume de clasicismo en cada uno de sus fotogramas.
La cinta se detiene puntual y rigurosa en exactamente eso: el silencio de unos hombres encerrados. Con pulso, el director reconstruye la geografía desolada de un tiempo desposeído de su propia condición de tiempo.
Lars Von Trier, un director que despierta tanto admiración como controversia, entrega una obra cruel y exasperante que demuestra su genialidad. Esta película se alza como una de las provocaciones más impactantes del género de terror, fascinando al espectador con su total falta de prejuicios.
El empeño por subrayar cada frase con otra, cada gesto con un grito y cada cadáver con el mismo infierno termina en un monocorde, triste y premioso ejercicio de lo mismo.
Todo se atiene a las pautas más estrictas del cine comercial, pero con gracia, procurando en todo momento que ni se note. (...) el resultado es un ejercicio de nostalgia con la virtud de la solvencia.
Se olvida de buena parte de los logros de la entrega anterior y regresa al tono correcto y espectacular de las primeras películas. Dinklage, el mejor villano en tiempos.
Un 'thriller' eficaz que aborda la liberación y sus dificultades; una comedia brillante que explora Hollywood y sus delirios pasados, y un drama, que resulta ser la parte más débil, sobre las penurias de un padre.
Strickland rinde homenaje al 'giallo' en una de las más perturbadoras y excitantes propuesta del año pasado, de la década y del siglo, cualquiera de ellos.
Cuando se limita a ser comedia, acierta; cuando aspira a más, cansa. La falta de enfoque, junto con una ausencia de equilibrio, termina arruinando la película.
El deslumbrante inicio y el impresionante cierre logran compensar gran parte del trayecto monótono que transcurre en el medio. Sin embargo, el principal inconveniente radica en la falta de enfoque.
Desde el primer hasta el último fotograma, todo se presenta como un acto de negación, resentimiento y mala intención. De ahí surge el caos y las carcajadas. La actuación de Joaquin Phoenix es simplemente descomunal. Definitivamente, es para disfrutar.