Visualmente poderosa, quiere ofrecer una interpretación profundamente humana del ser humano. Logra crear un retrato sobrio y conmovedor de temas como el sacrificio.
Chavarrías juega de forma sabia a trazar mundos paralelos tan inverosímiles por momentos como cautivadores. Es una película bella, sugerente y jovialmente anacrónica.
Pomposa e inapetente, esta película se presenta con la apariencia de una relamida producción de prestigio, pero no ofrece nada más. El regreso de Depp es, en este contexto, más bien mediocre, ya que se ve limitado por la calidad del filme que lo acoge.
Una versión tan espectacular como superficial del personaje. Dado el tema que aborda, es prácticamente inevitable esperar que 'Napoleón' ofrezca más que su transformación en Capitán Francia.
Bradley Cooper transforma el biopic del músico en una notable muestra de su talento, acompañado de un melodrama que parece temeroso de no ofender a nadie.
Documental eléctrico comparte con el cine de su autor una ironía sutil, una perspectiva inclinada y una inagotable capacidad de asombro. El ritmo puede resultar desafiante para quienes no están familiarizados con el tema, pero muestra un profundo respeto hacia aquellos que veneran a ese dios-diablo.
Un ampuloso y muy sobreproducido 'biopic', que se presenta como una obra notable y meticulosa, aunque arrogante hasta el extremo. A pesar de ello, es indudablemente bella en su monstruosidad.
Gusta la fidelidad a la infidelidad de la que presume la directora y disgusta ese manierismo excesivamente arbitrario que, en su genialidad, se percibe como un narcisismo autocondescendiente.
Del primer al último fotograma, este espectacular y honesto documental es una mezcla de brutalidad y tristeza, además de ser realmente divertido. Es como un alma vomitada en la pantalla.
Una maravilla firmada por Matt Dillon, tan instructiva como deliciosamente divertida. Es una película de intriga donde el verdadero villano es la ignorancia del espectador, mientras que el héroe es aquel que baila con mayor destreza.
Decepción. El problema radica en que el amaneramiento forzado termina por eclipsar lo que, en su esencia más cruda, habría requerido una narración más clara.
Se puede entender como una pieza de proselitismo o, desde otra perspectiva, como un reflejo ineludible del poder de atracción de un líder mundial. En este sentido, la labor austera y simple del director alemán adquiere su justificación.
La estrategia consiste en mostrar lo que se oculta. Es una profunda y auténtica radiografía del impacto que deja la vida luego de esos breves 15 minutos de fama. Una reflexión sobre una gloria efímera.
El problema, pese al cuidado con el que se trata cada detalle, es la imprecisión. 'Mary Shelley' intenta abarcarlo todo y, al hacerlo, se aproxima peligrosamente a la afectación.