Un drama tan exagerado que intenta dar la vuelta a su premisa. Carece de la sutileza necesaria para mantenerse alejado del melodrama y, lo más preocupante, el director sucumbe repetidamente a la tentación de lo cursi.
La última entrega de la casa Marvel presenta un conjunto de buenas intenciones que quedan sin completar, afectadas por un guion torpe y efectos especiales de baja calidad. Sin duda, resulta un fiasco.
Brutal, enérgica y tan melodramáticamente encendida que exalta. El mejor homenaje imaginable al caos alimentado por una dirección tan enérgica como iluminada. Quizá perfecta.
Un extraño cruce entre 'El viejo y el mar', 'La vida de Pi' y 'Las aventuras de Jeremiah Johnson'. Todo en uno. Pero, y esto es lo que cuenta, en silencio.
No se engañen, no es comedia, aunque lo parezca. Es Almodóvar devolviéndonos, para bien o para mal, la perfecta imagen de lo que somos. Brillante. Una provocación.
Una película apasionada y frontal. Pero también es una película imperfecta que oscila entre los tensos y luminosos momentos de danza y el tosco docudrama.
Es sorprendente que Baz Luhrmann haya optado por realizar una película que se asemeja a un pasodoble en homenaje al rey del rock. La obra se siente repetitiva en su excesiva espectacularidad, dejando poco espacio para la reflexión.
Un ejercicio más cerca de la rutina que de la emoción, que apenas permite que la historia respire entre personajes excesivamente esquemáticos. Todo es correcto, pero eso no es suficiente.
Uno de los más brillantes debuts cinematográficos del año. Galter se presenta en su primera película como un cineasta experimentado, logrando que en cada fotograma se respire el desaliento de un hombre condenado.
Spike Lee culmina su guerra contra el orden blanco compone una particular relectura del género bélico en un desenfadado, voraz y anárquico ejercicio de lo mejor de sí mismo.
Los directores bucean en la parte no contada y menos televisiva del narcotráfico. Entre el sueño, la fábula y la más cruda de las realidades, el resultado es una película admirable y, de nuevo, muy dolorosa.
La delirante y genial obesidad de nuestra estupidez; la idea no es sólo contar la vida de Cheney, sino narrar la nuestra a través de cada una de sus mentiras y ambiciones.
Es cine sobre la necesidad de lo otro, de lo extraño, de todo aquello que, desde la sombra, construye y desarma la propia realidad. La cinta navega, de forma literal, sobre la retina del espectador como un animal alucinado.
Una reflexión sobre todos los naufragios de nuestro tiempo, cine que se alimenta de una puesta en escena teatral y que indaga con gran soltura en los mecanismos primarios y puros del propio cine.