Una película brillante, delicada y profundamente emotiva. Es divertida con una claridad que contrasta con su tragedia; ofrece una visión profunda y es la mejor reinterpretación del legado de Fellini, incluso a expensas del propio Fellini. Sorrentino lo hace de manera magistral.
El problema radica en la ansiedad que genera el deseo de narrar cada detalle. De manera confusa y repentina, la película pierde su ritmo, afectada por una insistente obsesión y un maniqueísmo doloroso.
Crece hasta convertirse en un retrato resplandeciente de la existencia. Es una película emocionante en su sencillez, profunda en su claridad y vívida en la descripción de un día caluroso y lleno de trabajo.
'Lovers Rock' es la mejor de las películas de la serie 'Small Axe'. Cada elemento de la película transmite riesgo, pasión y claridad. Este episodio es suficiente para validar toda la serie. Es pura euforia, de la auténtica.
Pomposa. El problema radica en el empeño poco sutil de resaltar cada frase, de explicitarlo todo, transformando desde el propio título hasta cada mirada o gesto en una ostentosa y complicada metáfora.
El deslumbrante inicio y el impresionante cierre logran compensar gran parte del trayecto monótono que transcurre en el medio. Sin embargo, el principal inconveniente radica en la falta de enfoque.
Desde el primer hasta el último fotograma, todo se presenta como un acto de negación, resentimiento y mala intención. De ahí surge el caos y las carcajadas. La actuación de Joaquin Phoenix es simplemente descomunal. Definitivamente, es para disfrutar.
Soberbia deconstrucción de la historia de la Cosa Nostra. Es la historia transfigurada en tragedia clásica gracias a la maestría de un cineasta excepcional.
La película mantiene un tono inusual. En ocasiones, se siente sobrepasada por sus propias pretensiones y el uso excesivo de metáforas. Sin embargo, logra narrar con esfuerzo una hermosa y profundamente triste historia sobre mujeres atrapadas en su destino.
La película presenta una estructura alternativa e inconstante, manteniendo un delicado equilibrio entre la sorpresa y la pretenciosidad. Sin embargo, lo que se muestra es tan peculiar, surrealista y desesperado que, al final, es imposible no posicionarse a su favor.
Equilibrada, reflexiva y hasta brillante, la película mantiene la voz profunda, arrebatada y ligeramente onírica de la obra anterior de su director, aunque de una manera más domesticada y menos centrada en la postura.
Una de las más emocionantes e indispensables fantasías cinematográficas del año. Es un filme que fluye, funcionando tanto como melodrama como thriller. Además, presenta un tono oscuro pero con la brillante claridad de un relámpago.
La película avanza de manera alejada y abrumadora, sin mostrar ningún sentido del pudor. Dramatizar algo que ya es inherentemente dramático nunca fue una buena elección para un biopic.
Relato que vibra, que se ofrece puro y perfecto en su vocacional imperfección; un relato tan profundamente ético que se diría amoral. Es una película transparente, profundamente emotiva y, justo es reconocerlo, divertida.
El problema no radica en las secuencias de acción ni en el siempre descomunal James McAvoy, sino en un argumento tan enrevesado que acaba confundiendo lo apabullante con lo simplemente aturullado.
Un desmedido y voraz Javier Bardem se pelea contra un reiterativo insistir en lo mismo. Por enésima vez, sorprende la capacidad de Bardem para acercarse al mal.
Se limita a relatar lo sucedido de la forma más plana posible y acudiendo a modelos vistos hasta la saciedad. Todo queda en una loa irreflexiva a la efectividad de las fuerzas especiales.
Linklater vuelve a exhibirse como el gran cirujano de la memoria en una película caótica en su perfección. Sin el menor amago de duda, estamos ante una obra maestra furiosamente intemporal. Y gozosa.
Buena y mala a la vez. La resuelta y eficaz dirección de Salvador Calvo secundada por convincentes interpretaciones sigue de cerca a una trama de folletín impagable. Por nefasta.