López pinta, dibuja y se enfrenta a la forma de un árbol. Erice, por su parte, se coloca detrás y observa. Esta obra es tanto sincera como sencilla, situando al cine en terrenos arriesgados que solo han sido explorados por algunos maestros.
Ni un milímetro de la película está ahí con otro objetivo que no sea arrasar. Su intención es negar al espectador la capacidad de respirar. Más Lorca que el propio Lorca.
Más elaborada, con menos mordiente, se cuelan algunos chistes al límite, los que escuecen, al lado de otros más cerca de la urgencia. Lo que no consigue la película es sobrepasar nunca el umbral de lo coyuntural.
Todo es disfrutable en una cinta con tan limitados prejuicios como sobrada de recursos. Brillan las escenas de acción y dan dentera los alardes de terror. (...) Las lecciones morales son de un torpe que raya lo inmoral (...) Puntuación: ★★ (sobre 5)
El director maneja la música de manera efectiva, y la cámara se desliza con agilidad entre el vértigo, la urgencia y los momentos de tensión. Sin embargo, descuida el desarrollo de los personajes, quienes caen en esquemas demasiado repetitivos e incluso torpes.
No puede resultar más triste. Por engolada, aparatosa, carente de ideas y, por momentos, hasta vergonzante. De los actores, Michael B. Jordan y Michael Shannon, sólo decir que ya tienen su peor actuación completada.
Es una película tan evidente e intensamente metafórica que puede resultar cargante. Se presenta un relato excesivamente consciente de su propia importancia, tan enfermo de sí mismo, que en su autoindulgente obviedad, en lugar de iluminar, ensordece; en vez de mostrar, atruena.
Sorprende la tensión preciosista de cada encuadre, entusiasma el tenebrismo grave y profundo, y desalienta el ritual pedestre de un verismo interpretativo tan pomposo y afectado como tristemente melodramático.
Un aquelarre sin sentido. Es una película profundamente irregular y ciclotímica. En ocasiones resulta genial, pero en otras es simplemente ruidosa y siempre se siente desarticulada.
Entretiene y poco más. Producción empeñada en explotar el carisma de la pareja de marras. Combinado de humor, acción y ligereza de ánimos. El día del estreno hubo uno que se rió. Aún se le busca.
Bourboulon logra crear una película que combina modernidad en su estilo con una esencia atemporal en su mensaje. Presenta un relato clásico con diversión y desinhibición, siendo plenamente consciente de que su papel como director es mantenerse al margen.
La probada habilidad de Scott para las secuencias de acción no es suficiente. El empeño por 'intelectualizar' la historia termina por aniquilar cualquier amago de encanto emocional. De otro modo, sobra reflexión, falta flexión, es decir, emoción.
Toda la película se mueve a tientas a través del documental y el cuento de hadas; de la realidad y la alegoría, del sueño y el íncubo. Sin duda, una pieza de poesía tal vez absurda y decididamente inabarcable. Hasta brutal.
Conmovedora, dura y desasosegada. La directora logra crear una impresionante radiografía de la existencia, abarcando cualquier tipo de vida imaginable. Además, consigue describir de manera aterradora la sensación del paso del tiempo.