Cavestany presenta un existencialismo del extrarradio en una extraña sinfonía desquiciada. Junto a 'El Señor' y 'Diamond flash' de Carlos Vermut, forman un binomio singular de películas perfectas, perturbadoras y a la vez iluminadoras.
Una comedia triste. En todos los sentidos de la palabra. Sin alma, sin una historia que contar, sin aliento. (...) Allen se limita a dejar que los personajes circulen por sus obsesiones.
Simpático y fresco ejercicio de astucia. La relación de pareja en el centro de un tiroteo cruzado de guiños y codazos cómplices, de la mano de un guión que exibe un prodigioso oído para cazar imposturas de jóvenes insatisfechos.
Pertenece al género de lo deslumbrante, una pesadilla tan certera y cercana que provoca tanto dolor como diversión. Sorprende la maestría de una puesta en escena que se mantiene constantemente al borde de lo verosímil.
Con un gesto tan auténtico como punzante, la película se adentra en un panorama desolador que refleja la vida misma. Es contundente en su claridad y efectiva en su dramatismo.
Mucho ruido, poco cine. Se presenta una visión de la realidad en la que los villanos son extremadamente malvados, completamente corrompidos por el dinero, mientras que los héroes se muestran de manera solemne y excesivamente buenos.
La cinta es una auténtica bomba contra cualquier amago de optimismo. Y eso viniendo de un griego es mucho. Tan brillante como desoladora. Pocas veces se disfruta tanto las ganas irrefenables de suicidarse. Así de salvaje.
Comedia dramática que explora la condición femenina, la soledad y la ardua tarea de sobrevivir a uno mismo. Con un enfoque desdramatizado, incluye incluso dos huevos duros. Los diálogos son complejos y se presentan en una serie de situaciones poco probables. Aunque es una propuesta arriesgada, no logra acertar del todo.