Es una película con un enfoque inteligente y pausado, que juega con su propia naturaleza y ofrece una experiencia consciente y divertida. Su brillantez es indiscutible.
El director demuestra su astucia al mantener el interés del espectador, sin dejar de lado el deleite de la propia culpa. A pesar de que se ha perdido el factor sorpresa de la película anterior, logra cautivar nuevamente.
Cada línea de la película está diseñada para inspirar al espectador, presentándolo en su versión más positiva. El verdadero mérito de la cinta radica en su capacidad de redención, al saber compensar sus fallas.
Una bellísima película, tan precisa en cada uno de sus detalles como desesperada. 'Maya' es un retrato de dos existencias extraviadas en una India idealizada y familiar que nos lleva a los paisajes de Jean Renoir.
Lisandro Alonso presenta en 'Jauja' una de las experiencias más intrigantes y emocionantes del año, acercándose a lo que podría considerarse una obra maestra.
La predestinación se encuentra atrapada en una atmósfera visualmente impactante, complementada por actuaciones que son, en ocasiones, verdaderamente hipnotizadoras, destacando especialmente el desempeño de Winslet.
El primer tercio brilla con una autenticidad desprejuiciada y salvaje. La película desafía constantemente las expectativas del público, convirtiéndose en un verdadero monumento al anticlímax, lo que resulta en una experiencia inextricable y compleja.
El 'western' se presenta sin armas, liberándose de su habitual y desgastada obsesión por la masculinidad. Fastvold ofrece una visión innovadora que desafía las convenciones de una tradición cinematográfica antigua y polvorienta.