Un policía se infiltra entre narcotraficantes. Con esta rutinaria excusa, el también actor Duke contruye un thriller atípico, vigoroso y con una punta de ironía.
La película presenta de manera excepcional el desafío de confrontar la lógica burocrática, destacando la nueva perspectiva del sentimiento, dejando de lado cualquier trinchera ideológica.
La película se esfuerza por sorprender en cada escena. Aunque no siempre logra atraparte, cuando lo hace, es realmente impactante. El desenlace es tan original como brillante.
Larraín concluye su trilogía sobre las grandes figuras femeninas del siglo XX con un retrato intenso, delicado y lleno de dolor, todo ello sostenido por la extraordinaria actuación de su protagonista.
Legrand transforma el drama del divorcio en una impactante historia de terror. La claridad de la narrativa es impresionante, fluyendo de manera coherente y sin giros inesperados, lo que aporta una notable madurez a toda la película.
'La dolce vita' se establece como un pilar fundamental en la forma de percibir y interpretar la existencia. Captura la glorificación erótica de la degeneración y la muerte.
Un sueño que se mezcla con la realidad, creando una narrativa singular. La música de Alberto Iglesias resalta y deja una huella imborrable en la experiencia.
Una película caracterizada por su desigualdad, donde destacan las actuaciones de Arriaga y Álex de la Iglesia, quien se atreve con la comedia. La influencia de Kusturica es notable, al igual que la capacidad de Amos Gitai de cautivar al espectador.
La película intenta ser una fábula moral, una metáfora política y un thriller de acción. Esta ambigüedad es tanto su punto fuerte como su mayor debilidad.
El planteamiento se siente demasiado formulado, ofreciendo una serie de escenarios comunes. Aunque la energía es palpable, la mayoría de los demás aspectos son decepcionantes.
Un documental perspicaz que descubre perspectivas inéditas sobre lo habitual. Es algo inusualmente extraño, conmovedor y tierno que trasciende la simple realidad.
El siempre aguerrido Seagal reparte venganza con fruicción desusada. Los policías corruptos acabaron con su familia y... hasta ahí podíamos llegar. Si se tratase de un adoquín, sería el más gordo
Perdido el efecto sorpresa de la primera parte, la repetición se siente pesada. Aun así, un poco de dinamismo y un elenco bien alineado logran ofrecer un entretenimiento desprejuiciado.