Las intensas actuaciones y la valentía para llevar los encuadres al límite del expresionismo logran, en última instancia, solo generar una sensación de ruido.
El director logra mejorar en comparación con sus obras anteriores. Ahora, con la aportación de Vermut, la narrativa se adentra en un melodrama que combina un tono barroco y oscuro, creando una experiencia tanto deslumbrante como desconcertante.
A pesar de contar con un gran presupuesto y un elenco destacado, el resultado es confuso y carece de la claridad presente en 'El verdugo', 'Plácido' o 'Bienvenido Mr. Marshall', obras a las que claramente se compara en argumento e intención.
La película no logra definirse claramente y opta por abarcar demasiados conceptos al mismo tiempo, lo que en lugar de generar curiosidad, provoca confusión.
Medio siglo después de que John Ford dirigiera 'La diligencia', Eastwood renueva el western, dotándolo de una cruda veracidad. El papel del pistolero revela su faceta más despiadada, despojándolo de mitologías.
Deslumbrante y lúcido paseo de Haneke por el dolor y la muerte, donde, a pesar de su aparente frialdad, cada segundo de metraje logra conmover. Conmociona y arrasa.
Una mirada al confinamiento que explora temas como la vejez, la muerte, el amor y la responsabilidad. Ver '100 días con la tata' es inevitablemente despertar un profundo sentimiento de envidia y anhelo, una emoción palpable.
Una magistral refutación de las películas de espías. Una auténtica joya tan minimalista como intensa, tan devastadora como aparentemente intrascendente.
Bello y encendido relato. Soberbia radiografía de la emoción desnuda filmada con exquisita sensibilidad, dada la probada habilidad de Armendáriz para disecciónar sentimientos.
Los santos inocentes se presentan como un 'western' apocalíptico en un formato inusual y oscuro. F. Javier Gutiérrez mantiene su visión singular y perturbadora del apocalipsis agrario, ofreciendo una crítica brillante y provocadora.
La película se presenta como una conmovedora comedia romántica que también toca el drama. Winona se siente insegura. Los recuerdos y las inquietudes propias de la juventud se mezclan en una actuación llena de matices.
Película imperfecta y con altibajos, pero, lo crucial, en ciertos momentos resulta cautivadora, ofreciendo una experiencia tanto fascinante como incómoda.
Tres horas de cine perfecto que se sienten como una ráfaga de intensidad. La belleza es, en ocasiones, abrumadora. Nunca habíamos presenciado algo así. Es, sin duda, una obra maestra.
Una película claramente mediocre. Parece que en 'No me llame Ternera' se prioriza resaltar la inocencia del que pregunta por encima de la culpabilidad del que responde.