La realizadora también es productora de una de las grandes sorpresas del año pasado, 'Canino'. El principal inconveniente de 'Attenberg' es que existe 'Canino', que supera a esta en calidad.
Una película descarada protagonizada por un brillante, enfermizo y delirante Ben Stiller, que invita al espectador a perderse en la historia, a construir la narración y a dejarse engañar. Una experiencia cautivadora.
Una comedia que destaca por su sinceridad. Los personajes tienen esa singular esencia de lo humano, son seres que realmente parecen respirar. La directora, con la valiosa colaboración de Candela Peña, logra tocar fibras profundas.
Un ex-combatiente de Vietnam se esfuerza por educar a sus hijos en uno de esos sures profundos. La falta de pulso narrativo y el exceso de buenas intenciones arruinan un cuento que podría haber sido hermoso. Se siente agobiante.
Hay películas con la habilidad para convertir el más prosaico desparpajo en puro y muy lírico aire puro. (...) desprejuiciado, irreverente y libérrimo repaso por los modos y costumbres de dos almas presas del desasosiego. (...) una comedia con las ventanas abiertas de par en par.
Un joven aquejado de acromegalia debe luchar contra la incomprensión, la autocompasión y, finalmente, el resentimiento. Evita el melodrama con pudor y respeto.
Fuller juega a la confusión con una metáfora tan diáfana que admite pocas literaturas. El resultado, polémicas aparte, es un thriller con indiscutible mordiente.
Fresco aparatoso y eterno, es un enorme tríptico del desaliento. Relata la historia de Italia y, a su vez, la de la última revolución industrial en Europa.
Peckinpah sitúa en medio del desierto un amor perseguido por la derrota. Un oeste en decadencia, despojado de héroes y amenazado por la llegada del automóvil, sirve de telón de fondo para una conmovedora fábula de crepúsculos.
Trueba y Javier Mariscal crean un bello híbrido que resulta tan enigmático como crudo, tan fascinante como revelador. La película brilla en cada uno de sus misterios y en todas sus contradicciones.
Parece a una historia de Ingmar Bergman protagonizada por muñequitos. (...) una desconcertante y brillantísima obra maestra (...) La sencillez es sólo aparente.
Descabellada, febril, irresistible y un desastre. Todo al mismo tiempo. Pero, ¿es buena o es mala? La respuesta es que no hay una clara definición; no es una película convencional, es algo diferente. Y ese hecho, aunque solo sea porque nos lleva a cuestionarnos, es algo positivo. De hecho, muy positivo.