Es muy Ian Fleming por su sequedad y la locura de su violencia, pero extrañamente intenta un callejón sin salida al estilo de Trevanian o Len Deighton.
Termina siendo un claro ejemplo de una película que invita a disfrutar y reflexionar, además de plantear un sufrimiento y una denuncia que son cada vez más escasos en nuestro cine.
Agradable suspense. No está pensado nada más que para hacer pasar un rato agradable, ni tiene más aliciente que el comprobar que Sarah Polley tiene un admirablemente amplio registro interpretativo.
Una ingeniosa estrategia de marketing. La trama resulta ser una intriga típica de un telefilme de tarde, con policías poco creíbles y una serie de acrobacias que ponen de manifiesto que estamos lejos de la espectacularidad del antiguo circo.
El film presenta momentos de comedia efectivamente logrados, mientras subraya de manera contundente que tanto guerrilleros como militares prefieren mantener el statu quo.
Comedia tierna y romántica que transmite una valiosa lección sobre el crecimiento personal y el trabajo en equipo. Aunque presenta algunos huecos en su narrativa, logra mantener un tono divertido y muestra una gran humildad.
Un relato que se mueve entre lo cautivador y lo aburrido, recordándonos que la maldad, siempre trivial, se encuentra presente a nuestro alrededor, y su enigma puede ser simplemente una forma de torpeza humana.
Película imperfecta pero llena de gracia, exagerada y reiterativa por momentos pero recorrida por un hálito de sana mala leche que la hace elevarse por encima de sus propias debilidades hasta parecerse a un pequeño milagro.
El elenco es cautivador y la película se aventura a desafiar las convenciones narrativas. Sin embargo, hay una carga inquietante que se siente a lo largo de la historia, mostrando una inquietante fascinación por el sufrimiento.
Parábola sobre lo inevitable del destino. Aunque a veces su trama resulta escasa y en otras predecible, la profundidad y humanidad de los personajes logran mantener el interés, generando una sensación que es a la vez dulce y agria.
Con un gran espíritu solidario, los protagonistas se involucran en rodajes arriesgados y llenos de aventura, presentando ante el público temas que comúnmente no reciben atención de los medios. La relevancia de lo mostrado convierte a esta película en algo casi imprescindible.
Interesante estrategia de marketing dirigida principalmente a los seguidores de 'Operación Triunfo', presentada con un estilo que podría apreciarse. Sin embargo, carece de una profunda reflexión sobre lo que implica alcanzar la fama.
Una colección de canciones ejecutadas con gran habilidad, una escenografía sobria y funcional, coreografías impresionantes y una fotografía excepcional.
Un monumento al quiero y no puedo, una aparentemente lujosa superproducción que, en realidad, está hecha con pocos recursos, mucho efecto digital y actores en horas bajas. La historia sentimental refleja una pudibundez que merece una causa mejor.