El retrato de las malas artes de la prensa amarilla, que yace en el subtexto del film, termina contaminando la propia película, que no consigue escapar a ciertos impulsos sensacionalistas.
Chispeante festín de villanía y coacción, donde el tramposo más infame de la historia del deporte exhibe una sibilina alevosía. Se sitúa más cerca del cine de gángsters que del drama deportivo.
Película extraña, árida y panfletaria. Se trata de una obra audaz, introspectiva y hermética, que se muestra completamente desinteresada por la espectacularidad que predomina en el cine contemporáneo.
Entre glitches, cambios de formato y otras impurezas digitales, Godard observa la decadencia de Europa y demanda repensar sin prejuicios la convivencia con el mundo árabe.
Manierista ópera prima, construida en el límite de lo visible. Rabiosamente romántico, este ejercicio de cine conceptual y político se convierte en un estético retrato de la catástrofe europea.
Entrecruza el existencialismo de Ingmar Bergman, el surrealismo de Luis Buñuel, la comicidad de Jacques Tati y el manierismo monumental de Federico Fellini.
Odisea ficcional, cargada de entereza y sensibilidad. McDormand brilla en el hermetismo más expresivo. Es una película que se va construyendo a partir de hallazgos luminosos.
Una versión superficial del impresionismo de Sofia Coppola, con algunos rasgos de Wong Kar-Wai y abundante iconografía indie, su esencia es similar a la de la saga 'Crepúsculo'. Es una sentimental celebración del drama romántico dirigido a los adolescentes.
Una de las obras más ambiciosas del cineasta. El mayor problema es que, en su anhelo por acreditar el sufrimiento de sus personajes, acaba atrapando al espectador en un fuego cruzado de sobresaltos siniestros.
Propone al espectador un viaje absolutamente impredecible. En ocasiones, se impone la ley de la elipsis más brutal y maravillosa. Otra veces, florece el surrealismo. Magistral.
Entre Samuel Beckett y Luis Buñuel, 'Chevalier' lleva a buen puerto su satírica elegía por un sistema socioeconómico que agoniza a manos de una tropa de inseguros narcisistas.
Una obra 100% Jarmusch. Jarmusch logra trascender la noción del pastiche posmoderno a través de la dimensión política que presenta, haciendo de la coherencia estética e ideológica sus armas más contundentes.
Huppert desmantela, con su humor gestual y tipológico, los complejos equilibrios multiculturales y la inclinación hacia el autoritarismo del estado francés. Es otro obsequio de ‘mamá Huppert’.
El film presenta varios elementos interesantes. Sin embargo, peca de un paternalismo al abordar el lado marginal, lleno de inmigrantes, del sueño americano.