Con excelentes actuaciones y un final que no logra cumplir completamente con la expectativa generada por el resto de la película, es un claro ejemplo de cómo un género puede adaptarse para arrojar luz sobre una situación actual.
La idea de la eternidad como algo angustioso en su inmensidad no se atenúa con chispazos de humor y, al contrario, se potencia por la aproximación contemplativa y poética.
Aunque la figura central aquí podría fácilmente caer en la caricatura, el director Geremy Jasper, en su primer gran trabajo, la presenta con calidez y empatía, poniendo de relieve el papel de la música como una vía para liberarse de las opresiones tanto internas como externas.
Como en 'Pienso en el final', en esta película independiente se entrecruzan pasado, presente y futuro de una historia, aunque sin tantos juegos formales o complejidades temáticas.
Retrato de una relación sadomasoquista entre un profesor y un aspirante a baterista donde la música se presenta como una labor masculina, carente de espacio para el disfrute.
El verdadero problema de 'Cake' es que no termina de creer en la oscuridad de su premisa. Es como si confiara en que, a pesar de las cicatrices y berrinches, el público vería a Bennett como la Rachel de antaño.
Es una película atmosférica y melancólica que juega magistralmente con las convenciones del cine de acción, contrastando sus ritmos pausados con súbitas explosiones de violencia.
Phoenix le aporta un sentido de vulnerabilidad a su personaje. A diferencia de otros protagonistas de las películas de Allen, parece genuinamente atrapado en un mar de pensamientos no procesados. Es aquí donde 'El hombre irracional' se distingue de sus predecesores.
Se presenta un retrato entrañable y con momentos cómicos que muestra las búsquedas de estos personajes, quienes, cada uno a su manera, deben lidiar con las tensiones entre lo que desean y lo que realmente pueden alcanzar.