Con momentos cómicos y reflexivos, esta obra revela de manera sorprendente el trabajo tanto de un delincuente como del director y el proceso de creación detrás de la película.
La fotografía de Christopher Doyle presenta una ciudad oscura iluminada por neón y colores vibrantes, creando un retrato de un entorno lluvioso y vacío donde los personajes transitan sin rumbo, luchando por hallarse a sí mismos.
Más allá de su vínculo con esta tradición, lo que se queda en la memoria al presenciar esto es la manera en que hemos entrelazado nuestras existencias con estos dispositivos y todas las redes que los conectan.
La belleza de Loren es legendaria, pero la gracia de esta película reside, sobre todo, en el donjuán retirado que, con la interpretación de De Sica, deja ver lo cercanos que están el orgullo y el patetismo, la esperanza y la melancolía.
Explora cómo la llamada gig economy es un sistema contradictorio, donde la autoexplotación extrema se oculta tras la ilusión de independencia y libertad personal.
Comparte varios aspectos con su predecesora, 'Tierra en la lengua': ambas son obras dinámicas y desafiantes. Ambas también se deshilachan hacia el final, como si su objetivo no fuera narrar una historia lineal.
Las imágenes poseen la fuerza del cine mudo más destacado, mostrando primeros planos de rostros y paisajes que comunican una poderosa esencia primal. Las interpretaciones de Robert Pattinson y Willem Dafoe son intensas y memorables, elevando aún más la experiencia visual.
Es una historia intensa, llena de emociones profundas, que Satyajit Ray captura con un uso del blanco y negro que es a la vez sobrio y visualmente atractivo.
El retrato que surge es sutilmente cómico, porque es al mismo tiempo chistoso y angustiante que un entorno tan civilizado y delicado, donde las cosas no se pueden decir directamente, resulte ideal para que prosperen las monstruosidades bien presentadas.
Este personaje evoca una esencia infantil que recuerda a los cómicos estadounidenses como Jerry Lewis y Adam Sandler, quienes encuentran el humor en situaciones absurdas, pero también se siente fuera de lugar en su entorno.
Esta película de guerra, con soldados reales como protagonistas, se siente como propaganda de reclutamiento. Su mensaje asusta al mezclar obediencia, arrogancia y falta de sentido común. Atrae con su narrativa, pero deja una sensación inquietante.
Coproducción colombo-venezolana que presenta una trama confusa e ilógica centrada en el poder y la policía, aunque destaca por su excelente fotografía.