Es una película brillante y llamativa, divertida y cómica, pero también superficial, con destellos de una profundidad (gracias a Bale) que nunca se concreta.
Esta película evoca el espíritu de las producciones serias y comprometidas de Hollywood de los años setenta, tanto en su estética como en los temas profundos e importantes que aborda.
El cine de Hogg se caracteriza por el uso de elipsis y fragmentos, desafiando al espectador a interconectar una serie de elementos que parecen neutros, permitiéndole el placer de reflexionar y reconstruir la narrativa, en un ejercicio que, aunque complejo, resulta muy gratificante.
Esta película, situada en el universo de los Transformers, pone el énfasis no en las batallas caóticas, sino en la amistad entre una muchacha y su robot/auto.
La película presenta actividades paranormales de manera ingeniosa y con pocos elementos, lo que permite condensar las angustias que surgen de las injusticias que enfrentan las protagonistas.
Es uno de muchos casos donde la libertad absoluta no es beneficiosa. Habría sido mejor reemplazar un par de orgías desabridas por algo de perspectiva, para que no se quedara en la celebración vacía de un estilo de vida y unos valores igualmente vacíos.
Hay un par de destellos de humanidad y solidaridad en este monstruo individualista, pero la película está comprometida con la dureza de su personaje, que no desea esos reblandecimientos como solidaridades o amistades. Eso hay que reconocérselo.
Es una película silenciosa, poderosa, cargada. Una película que, al evitar las explicaciones obvias, muestra un gran respeto al público sin sacrificar su impacto emocional.
Una reflexión sobre los peligros del poder. Lo interesante de la película es el contraste entre el poder del protagonista y su inmadurez, así como entre su mundo cerrado y lo que ocurre en el exterior.
Una crónica de resistencia femenina captura momentos vívidos de la amistad entre estas mujeres, que crean entre ellas un lugar en el que resulta posible la solidaridad.
Con una buena dosis de humor negro, esta película retrata a la patinadora sobre hielo Tonya Harding, mostrando una historia de competitividad extrema que revela, de manera cómica y dramática, el lado oscuro de la ambición por superar a otros.