Aunque los personajes que interpreta pueden ser entretenidos, la película se siente pesada debido a las interminables y explosivas flatulencias de Murphy.
Lo cierto es que la película tiene un cierto sentido de uniformidad: desde las interpretaciones a la iluminación, pasando por todos los aspectos de la producción, todo está barrido por la mediocridad.
Es hermosa a la vista, una magnífica y grandiosa losa de la historia de Francia que resuena tan poderosamente hoy como lo hizo cuando Zola la escribió hace más de un siglo.
Su principal atracción, para fans del género, ciertamente no reside en sus tramas y en sus personajes, sino en su imaginería implacablemente pesadillesca.
A pesar de que Gordon cuenta con un sólido historial en su trayectoria, esta tentativa de modernizar el género de dramas carcelarios parece ser un error significativo en su carrera.
En la actualidad, todo parece sombrío. El viaje neo-occidental de Slade hacia el vampirismo congelado se presenta como un alivio, a pesar de estar inmerso en la violencia.
Su tono halagador y pretencioso resulta intolerable, y al llegar a los créditos finales, su mensaje excesivamente moralista es tan abrumador que provoca molestias.
Apted consigue transformar una historia que podría considerarse artificial en algo que, aunque no sea del todo original, se presenta como algo superior a la media.
Las películas que abordan de manera sincera las enfermedades mentales son muy raras y a menudo se encuentran en lugares inesperados. Desafortunadamente, esta película no logra ser una de esas obras destacadas.