Subraya hasta el hartazgo intenciones feministas que no logran salir de lo superficial. Todo esto resulta forzado y distrae de los aspectos más entretenidos de la película.
Los problemas de la película no residen en el mal gusto o la falta de sofisticación del humor, sino en su eficacia. Podría haber sido más divertida y haber superado a la serie original, lo que no debería ser una solicitud excesiva.
La película refleja la asombrosa perspectiva de 'Elefante', de Van Sant, pero en su estructura formal, elige una mayor flexibilidad en lugar del hermetismo. Es realmente una obra maestra.
El respeto y admiración de los realizadores por su protagonista es palpable, pero también lo es la inteligencia y sutileza con la que se acercan a cuestiones más sensibles de la vida del protagonista.
El cine no tiene nada que ver en todo esto, lo que importa es el mensaje evangelizador. El film, ..., concluye con una invitación del verdadero Macedo a rezar con él. Ni Hallmark se animó a tanto.
Es poco más que un vibrante espectáculo de escenarios lujosos y colores intensos. La película, dirigida por Jon M. Chu, parece indecisa acerca de si el lujo es un concepto ridículo o deslumbrante, dejando que gran parte de la narrativa funcione como un videoclip dedicado a este tema.
Todos los chistes sobre la familia ruidosa y poco respetuosa de la privacidad son aún menos graciosos en esta secuela. Los personajes siguen siendo caricaturescos detrás de todo hay un mensaje, pero el alegato no resulta muy convincente.
Un intento fallido. Lo más decepcionante de La maldición renace es que desperdicia a un elenco muy talentoso, encabezado por Andrea Riseborough, cuya presencia enigmática no logra salvar el film.
¿Qué pasa con el material filmado cuando una película argentina queda inconclusa? El director logró integrar todo en una única película que despierta curiosidad y fascinación.
Parece haber una falta de confianza por parte de los guionistas y el director en que sus personajes y el corazón de la historia que están contando sean suficiente.
La convivencia estética entre el CGI y la acción en vivo carece de armonía. Además, se percibe que la inclusión del Pájaro Loco solo busca añadir un nombre reconocible para impulsar las ventas de la película.
A veces se escucha que una película no necesita ser buena porque "es para niños". Esta es una idea errónea. La película, dirigida hábilmente por Juan Pablo Buscarini y con un notable despliegue de producción, no teme adentrarse en el camino más emotivo.
Construye un clima enrarecido y ominoso como pocas películas actuales lo hacen. Es imposible ver 'The Invitation' sin dudar de todo, sentir algo de miedo y disfrutar de no tener idea de lo que puede pasar al final.
'Rápidos y furiosos 8' es como un auto tuneado: tiene elementos de otros vehículos, alcanza mucha velocidad y se ve bastante ridículo, pero dar una vuelta puede ser muy divertido.