El filme presenta un enfoque didáctico, lleno de clichés, pero con una conexión clara y efectiva. Es más una lección de historia que una experiencia cinematográfica.
El guión presenta sorpresas, reduce la misoginia del enfoque inicial y elabora chistes con referencias comprensibles. Lo demás es el talento de Bertuccelli junto con el estilo de Taratuto, lo que permite al espectador decidir si disfrutará la película.
La vida, el amor y el buen cine nos traen incertidumbre y malestar. Esto se refleja en la obra de Jacquot, quien logra captar esa esencia a la perfección con Huppert como su inspiración.