¿Es 'Imparable' una tontería? Probablemente, pero el ritmo acelerado con el que la historia se presenta en la pantalla es tan intenso que resulta complicado notarlo.
Frears adopta un enfoque sentimental y vocacionalmente liviano que sortea asuntos espinosos y evita reflexiones críticas. La prioridad es celebrar a aquellos con el coraje necesario para perseguir sus sueños.
No solo exagera situaciones e interpretaciones hasta lo inverosímil en busca de un dramatismo evidente; su crudeza, incluso, termina traicionando al protagonista.
O’Connor traza el retrato de una mujer y para darle vida se sitúa estratégicamente en un punto medio entre el clasicismo del asunto narrativo y la modernidad de la propuesta estética.
Sharpe recurre a una creciente sucesión de florituras visuales que intentan reflejar la personalidad de su héroe, pero las maneja con tan poco rigor y tan poca intuición que no tardan en resultar tediosas.
El único interés del director es hacernos valorar al fotógrafo que moldeó la imagen de la alta costura por su humor, su ingenio y su capacidad de subversión. Es difícil resistirse.
Germano interpreta a Ligabue en un recital casi incesante de rugidos, gruñidos y otros excesos de actuación. Esta sobreactuación transforma la experiencia de ver la película en algo casi intolerable.
Puede que ‘Tesla’ no sea especialmente reveladora acerca de su protagonista pero sí se muestra eficaz cuestionando el mito y a la vez intensificando el misterio que lo rodea.
Retrata a Pavarotti tal como él deseaba que lo retrataran. Funciona como un recordatorio efectivo de sus logros artísticos; sin embargo, quienes busquen una perspectiva más profunda y analítica deben buscarla en otros lugares.
Menos eficaz como biografía que como evocación dramática, es una obra elegante y extravagante, hilarante y por momentos desgarradora. Justo como su protagonista.
La película opta por una narrativa convencional y por momentos, se siente excesivamente prudente, lo cual contrasta notablemente con la actitud que siempre ha mostrado su protagonista.
La naturaleza episódica de la historia, junto con la falta de contextualización por parte del director Hugo Prata, resulta en una narración débil, donde la única pieza que logra cohesionarla un poco son las canciones.
La película fracasa por su ramplonería narrativa, su recurso a clichés como el del escritor torturado y, sobre todo, por la increíblemente histriónica interpretación de Law.
El recurso narrativo resulta repetitivo y, dado que la película ha sido producida por el propio Pelé, su inevitable cameo se siente un poco incómodo y hasta sonrojante.