Se da unos aires de trascendencia del todo injustificados. Sus personajes son meros esbozos; su narrativa, una rudimentaria sucesión de clichés del cine judicial; su 'look', pura tosquedad televisiva.
Traza dos fronteras es una lástima que la película no llegue a conectar ambos asuntos. El trazo grueso que evidencian las caracterizaciones no hace sino enfatizar la predictibilidad general del relato.
La película transmite una profunda sensación de tedio. No parece decidir si enfocarse en las operaciones clandestinas de los espías o en el drama familiar de uno de los personajes. Como resultado, no logra generar interés en ninguno de los dos aspectos.
Brad Pitt está definitivamente de regreso en un estupendo drama de ciencia-ficción que puede definirse como una versión apócrifa de 'El corazón de las tinieblas'.
Mientras evoca a Ozu y Antonioni, 'Columbus' se revela como una fascinante exploración de cómo las estructuras físicas pueden reflejar los referentes emocionales de nuestras vidas.
Un entretenimiento agresivamente olvidable, pero impecablemente presentado gracias a un trabajo de animación excepcional. Aunque su falta de ambición es cuestionable, cumple con lo que se propone de manera efectiva.
Keanu Reeves debuta como director de artes marciales con una propuesta más que competente, ofreciendo una sinfonía de golpes que mezcla elegancia, brutalidad y un genuino amor por el género. Las peleas son impresionantes; ¿realmente importa si el resto no está a la altura?
Ofrece un puñado de secuencias de acción implacables y elegantes que configuran algo así como una sinfonía visual de la brutalidad física, presentándose como una película autoconscientemente trivial, una irresistible carta de amor al cine de serie B.
El conjunto es poco más que un revoltijo de ideas robadas y maquilladas con colores vistosos, que finge emociones verdaderas y tramas complejas. Su narrativa es tan dramáticamente inerte que prácticamente pide a gritos ser ignorada.
Una película incapaz de ofrecer nada que no sea oportunismo y nostalgia trillada. Y, por supuesto, reírse de sí misma de ningún modo la exime de culpa.
Ben Lewin no logra decidir si su intención es utilizar a la joven para explorar de manera coherente un desorden psicológico o si simplemente le interesa representarla como una heroína.
Puede que la 33ª película del Universo Cinematográfico de Marvel no sea la peor de todas, aunque también podría serlo. Sin embargo, sin duda es la más caótica. Se siente como una adición innecesaria al universo de Marvel.
Es una película increíblemente estúpida, quizá la más estúpida de su director -decir eso es mucho decir-, pero da la sensación de no tomarse a sí misma suficientemente a broma.