Con 'Mr. Turner', el director británico presenta una de sus mejores películas y demuestra que un biopic no tiene por qué convertir la vida de su protagonista en un mero cliché.
No se encuentra la destreza que previamente había demostrado el director iraní para transmitir emociones, ni su talento para conmovernos sin caer en un sentimentalismo evidente.
Parece confirmar la determinación de Brandon Cronenberg de erigirse en un cineasta aún más extremo que su padre. Lástima que ese afán por provocar, fascinante hasta que se vuelve tedioso y pueril, sea todo cuanto la nueva película tiene que ofrecer.
La cantidad de incidentes impactantes es tan abultada que ninguno de ellos logra causar una verdadera impresión. Es una película que ofrece un entretenimiento vistoso, pero que no resiste un análisis más detallado.
Si en su último tercio degenera en una cacofonía de sustos más bien típica, el énfasis previo en la construcción de personajes y en el control del ritmo permite a la película retener su pegada.
Material para desguace. Los 'gags' son repetitivos y no particularmente graciosos, además de presentar giros argumentales erráticos. Las secuencias de acción están filmadas de manera poco competente.
Las películas de S. Craig Zahler se sitúan en una intersección entre el cine de autor y la serie B. Son obras audaces, inteligentes y notablemente violentas.
Posee una sensibilidad abrumadora que armoniza con elegancia las de Terrence Malick, Kelly Reichardt y John Cassavetes. Zhao observa a sus objetos de estudio con atención, reacia a mostrarse condescendiente con ellos.
Lowery ofrece un retrato devastador del amor, el luto y la soledad. La película exige paciencia, pero a cambio proporciona una experiencia cinematográfica singularmente extraña, intrépida y apasionante.
Quizá supere a todas sus predecesoras en su capacidad para aburrir. Los sustos que presenta son todos mediocres. Aspira a ser un cine de terror de combustión lenta, pero en ningún momento logra encenderse.
Las obras de Reygadas nunca han buscado la claridad narrativa, pero aun así ésta es especialmente opaca y, pese a que contiene algunas imágenes increíblemente bellas, acaba por resultar exasperante.
Más que su tosco mensaje sobre las bondades de la diversidad, la gran baza es su deslumbrante diseño visual y tigres bidimensionales que saltan de una puesta de sol hacia la cámara. Algo es algo.