La película recurre a estereotipos y caricaturas, así como a una artificiosidad narrativa y emocional que evita profundizar en reflexiones significativas, lo que la hace superficial y poco arriesgada.
'Green Room' es un ejercicio magistral en la creación de suspense, salpicado con momentos de brutalidad y humor negro. Te mantendrá al borde de tu asiento y no podrás evitar aferrarte a los brazos de la butaca.
Es difícil recordar otra película tan precisa en la representación de la discusión entre dos personas que se aman. Con esta última entrega, la serie logra una magnitud realmente épica, convirtiéndose en uno de los más destacados retratos de la agridulce experiencia romántica.
Película con un gancho visual impactante, pero presenta una serie de ideas poco desarrolladas, más parecidas a una conversación entre estudiantes desfavorecidos por el uso de drogas que a una profunda exploración filosófica.
A menudo se siente más como el episodio piloto de una sitcom que un largometraje, aunque al menos es una sitcom que logra entretener sin menospreciar nuestra inteligencia.
Hess concibe cada personaje como una simple colección de peculiaridades. Sus criaturas están tan sobrecargadas de malas ideas que resulta complicado entender cuál es el verdadero chiste.
Kamiyama intenta, aunque sin mucho éxito, unir dos realidades dispares que compiten entre sí. Sus esfuerzos por reflexionar sobre estos temas se ven opacados por una narrativa dispersa y la complejidad del universo onírico.
Lo que dota a esta extraña película de su belleza, brutalidad emocional y poder conmovedor es Cage, cuyo trabajo transmite misterio, ternura y rabia reprimida.
Sigue la receta clásica del cine gastronómico y la carencia de personalidad en la narrativa se ve contrarrestada por imágenes que despiertan el apetito, además de varias dosis de un sentimentalismo excesivo.
Aunque el dolor por la pérdida y los secretos que la muerte hace aflorar son ingredientes dramáticos algo trillados, es la habilidad al usarlos lo que otorga a 'El repostero de Berlín' un sabor distintivo.
El resultado resulta francamente irritante por lo evidente y superficial que es el humor, una característica que la tosquedad visual y narrativa típica de la pareja contribuye a acentuar.
Se presenta como una obra densa pero ligera, equilibrando lo intelectual con lo cotidiano. Utiliza principios filosóficos para fundamentar su narrativa, mientras que, al mismo tiempo, juega hábilmente con diversas formas de comedia.
Todo queda compensado con la atención al detalle que su retrato de la marginalidad bonaerense exhibe, mientras combina ingredientes propios del cine social en torno a un penetrante estudio psicológico.