Se construye sobre una idea brillante, pero durante gran parte del metraje, ‘El Conde’ no logra ofrecer mucho más. A pesar de intentar estirar su premisa sin aprovechar completamente sus posibilidades satíricas, avanza de manera rápida, aunque carece de dirección y propósito.
Si el Hellboy de Guillermo del Toro y Ron Perlman era un niño grande, el de Neil Marshall y David Harbour es simplemente un personaje que actúa de manera impulsiva. Carece de la profundidad necesaria y presenta claros problemas de cohesión narrativa.
La película ofrece algunos momentos de acción que son visualmente atractivos, sin embargo, son escasos y la trama que los conecta es tan confusa que se vuelve difícil de seguir e incluso cómica.
Expresa una sólida convicción de su relevancia, destacando sus grandes dimensiones, la elaborada presentación y sus densos simbolismos. Ninguna película que sea tan simplista y manipuladora merece ser tan pretenciosa.
Será considerada por muchos como la creación de un individuo perturbado, pero eso no impide que se la considere extremadamente entretenida. Es una respuesta desafiante del director a aquellos que creían que su éxito había suavizado su deseo de provocar.
La película es sorprendente, no solo por los giros inesperados que presenta, sino también por la audacia con la que Depp busca posicionarse entre los artistas marginados, siendo Modigliani un claro referente en este contexto.
Menos un biopic y más una fantasía inspirada en personajes reales, esta obra fracasa tanto en su intento de sátira política como en representar adecuadamente la celebración de una rebelión feminista contra el patriarcado.
Saleh crea una atmósfera de paranoia efectiva en el intricado entorno arquitectónico de al-Azhar, pero no logra mantener un ritmo narrativo consistente a lo largo de la historia.
Cortés mantiene nuestra atención en el interior de la caja, transmitiendo intensos sentimientos de miedo, rabia y frustración. Su verdadero propósito no es estimular la mente del espectador, sino alterar sus nervios, y lo logra de manera extraordinaria.
Oldroyd intenta impresionarnos y definitivamente lo consigue, mientras presenta valiosas reflexiones sobre las devastadoras consecuencias del sexismo arraigado en la sociedad.
No es una premisa particularmente innovadora, sin embargo, Fastvold logra superar la falta de originalidad gracias a su extraordinaria destreza para crear una atmósfera cargada de intimidad y ternura.
A veces se convierte en una simple serie de experimentos formales. La directora parece no mostrarnos la verdadera esencia de sus dos protagonistas, llegando al punto de que uno casi quisiera que la historia terminara rápidamente.
La película, que inicialmente parecía una simple propuesta de acción influenciada por 'Acorralado' y 'Venganza', se enreda en complicadas intrigas y conspiraciones políticas.
Park muestra una inclinación hacia la sobreabundancia de argumentos, pero logra equilibrarlo mediante su característico estilo visual, añadiendo una ternura y profundidad emocional que nunca antes se habían visto en sus obras.
A pesar de su desarrollo pausado y metódico, la película genera una intensa tensión a medida que la trama profundiza, resultando en una obra perturbadora.