La mejor película protagonizada por tortugas ninja hasta la fecha exhibe un estilo visual vibrante que irradia energía e ingenio en cada imagen y en todas las impactantes secuencias de acción.
Una película que no se esfuerza en desarrollar sus ideas. Las canciones son completamente irrelevantes, y esto se ve acentuado por la sencilla y poco creativa presentación de la mayoría de ellas.
El cineasta francés transforma cada escena en una aventura similar a explorar una juguetería, ofreciendo una experiencia visual intrigante y deslumbrante, aunque algo agotadora.
La película, que inicialmente parecía una simple propuesta de acción influenciada por 'Acorralado' y 'Venganza', se enreda en complicadas intrigas y conspiraciones políticas.
La trama de la historia es bastante sencilla, pero avanza de manera lenta y torpe. No logra sorprender al espectador y carece de coherencia narrativa, además, su paleta de colores desaturada la hace visualmente poco atractiva.
Park muestra una inclinación hacia la sobreabundancia de argumentos, pero logra equilibrarlo mediante su característico estilo visual, añadiendo una ternura y profundidad emocional que nunca antes se habían visto en sus obras.
A pesar de su desarrollo pausado y metódico, la película genera una intensa tensión a medida que la trama profundiza, resultando en una obra perturbadora.
Gracias a la energía y el afecto que el director Phillip Noyce le imprime, junto al carisma que emana Pierce Brosnan, la película se vuelve mucho más interesante y entretenida de lo que se podría esperar.
Una radiografía tan modesta como demoledoramente certera de lo que significa ser humano. Resulta apabullante y agotadora pero nunca aburrida, y su valor nutritivo es incalculable.
Fitoussi investiga el amor, el adulterio, la culpa y el castigo con una sensibilidad notable, evitando los excesos melodramáticos. Aporta una profunda carga emocional sin sacrificar un tono ligero y accesible.
Es lamentable que utilice una metáfora acuática poco original, junto con reflexiones sobre el cosmos y los quásares, que son aportadas por la tediosa narración de Guzmán.
Haynes resalta el talento de The Velvet Underground. La película tiene un ritmo constante y es magnética, seductora e intrigante, fusionando elegancia con crudeza, lo que resulta en un retrato perfecto para una banda de su calibre.
Los momentos musicales de 'This Much I Know To Be True' evocan un concierto grandioso, contrastando con la melancolía de 'Once More Time With Feeling', y nos presenta la simbiosis creativa entre dos artistas brillantes.
Dos personajes muy simples se comportan de manera inexplicable constantemente. Esto proporciona a la película numerosas ocasiones para el melodrama exagerado, las incongruencias en la narrativa y un humor no intencionado.
El cineasta tailandés conserva su distintivo toque sobrenatural. No siente la necesidad de explicar sus ideas, lo que resulta irrelevante ante la belleza y el enigma que presenta en su obra.
Una colección de trucos narrativos y estéticos. Lo más ofensivo es que los D’Innocenzo creen que el espectador no va a ser capaz de ver venir desde lejos el giro final que imponen al relato.