Se queda en un alarde técnico, pero falto de ritmo lleno de escenas alargadas y diálogos terribles. También habría hecho falta que su interpretación central no fuera tan histérica e histriónica como la que ofrece la actriz Pia Tjelta.
Cine ecologista inusual que se centra más en las soluciones que en los problemas. La película actúa como una valiosa caja de herramientas para aquellos que están dispuestos a trabajar en la transformación del entorno.